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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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Holland alzó la vista al oír eso.

—A lo mejor el mundo debería acabarse. A lo mejor esa es la voluntad de

Dios.

—Eso es una puta confesión —gruñó Streeter—. Ahora suelta el arma y

aparta de mi camino.

—Le has pegado un tiro a Roger. Él no te había hecho nada. ¿Era uno de

esos hijos de puta que dices? Era tu amigo.

Streeter puso cara de estar reflexionando.

—Yo no he disparado a Roger. No creo que le haya disparado.

—Te he visto hacerlo. ¿A mí también quieres pegarme un tiro, Chuck?

—No quiero pegarte un tiro, pero supongo que tendré que hacerlo —dijo

Streeter, justo antes de apretar el gatillo.

Si Rocky no hubiese tenido tanta grasa en la barriga, la bala podría haber

alcanzado también a Holland. Rocky cayó al suelo de rodillas. Luego se

desplomó de lado y emitió unos gruñidos y gorgoteos durante unos breves

segundos.

—Acabas de matar a tu mejor amigo —señaló Holland con calma—. Creo

que eso es muy triste. Me alegro de que Melissa no haya tenido que presenciar

este día.

Cuando Jamie llegó al mástil de la bandera, encontró dos cadáveres más en la

nieve. Uno era el de la pobre Valerie; el otro, el de Roger, cuyo fusil se había

hundido un palmo en la nieve. Jamie lo recogió y se aseguró de que estaba

cargado.

—Quédate aquí —ordenó a Jeremy.

Jeremy sabía que Roger también llevaba una pistola. Dio la vuelta al cuerpo y

la encontró.

—No, voy contigo.

—Kyra te necesitará si me pasa algo —dijo Jamie.

Jeremy no pensaba dejarse convencer.

—Te necesitará más a ti.

—Es tu turno, Jack —lo amenazó Streeter.

Holland alzó la vista por un momento.

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