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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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gemido estridente.

—Señora Edison, ¿sabe decirme dónde está?

—No lo sabe —saltó Edison, enfadado.

—Papá —intervino Joe—, ¿quieres dejar que el médico haga su trabajo?

—¿Dónde está? —repitió el doctor Pai. No hubo respuesta, y entonces señaló

a Edison y preguntó—: Ese hombre, ¿quién es? —Lo intentó con un bolígrafo—.

¿Qué es esto? —De repente, dio una palmada y ella se sobresaltó—. Bueno, al

menos puede oírme. —Se quitó el estetoscopio del cuello y le preguntó si podía

auscultarla. Cuando dio un paso hacia la cama, ella empezó a gritar—. Creo que

no voy a poder examinarla. ¿Ha tenido fiebre o tos?

—Un poco, quizá —respondió Edison.

—Lo intentaré con el chico —dijo, girándose hacia Seth.

Este tampoco supo responder a las preguntas elementales que le hizo, pero le

permitió que le auscultara el pecho.

—Tiene neumonía.

—¿Es parte de la enfermedad? —preguntó Edison.

—Por lo que tengo entendido, sí. Son los primeros pacientes que he visto con

el síndrome.

—¿Y eso? Pensaba que estaban por todas partes.

—Soy médico de hospital. Solo trato a pacientes ingresados, y cerramos el

hospital cuando recibimos los primeros informes del CDC.

Joe, que seguía terriblemente afectado por la muerte de su hermano,

consiguió decir a través de las secreciones que congestionaban su garganta y su

nariz:

—¿Y cómo es que nosotros no lo hemos pillado?

—No tengo ni idea. Tal vez usted, su padre y su hermana tengan cierta

inmunidad natural frente al virus. O quizá se infecten pronto. Es una enfermedad

nueva y todavía no hay respuestas. ¿Quiere que también examine al chico que

está en el baño?

—Sí, examínelo. Y luego deles a todos los antibióticos que ha traído.

—Como le he dicho antes, no servirán de nada, pero estaré encantado de

darles todas las pastillas que haga falta si con eso consigo que no me dispare. No

va a dispararme, ¿verdad?

—No, no voy a dispararle. Cuando haya terminado aquí, puede coger mi

camioneta para volver al hospital. Y deje las llaves en la visera.

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