29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

una dama, pero confío de veras en que te equivoques. No puedo ni imaginarme

cómo nos las arreglaríamos sin todos nuestros lujos modernos. ¿Volverás cuando

se restablezca el suministro?

—Quizá, no lo sé.

—Espero que sí. Soy consciente de que nos conocemos desde hace muy poco,

pero disfruto mucho de tu compañía.

—Yo también disfruto de la tuya. Tal vez te gustaría venir conmigo, Stanley.

Detesto la idea de que te quedes aquí solo y a oscuras.

—No estaré solo. Estaré con Camila. Me preocupa más el hecho de que tú

estés sola.

Ella le aseguró que no sería durante mucho tiempo, y le contó que un colega

suyo vendría desde Boston para trabajar con ella en una cura.

—Esa es una tarea muy importante, más importante que todo lo demás. Y yo

no haría más que interferir. No, me quedaré aquí.

Mandy comprobó su móvil, pero no funcionaba. Le anotó su número por si

se restablecía el servicio, y añadió la dirección del laboratorio.

—Ya sé dónde es. El médico de Camila estaba en el edificio de al lado.

—Bueno, será mejor que me vaya.

Rosenberg le preguntó si no se olvidaba de algo. Ella se quedó desconcertada

durante un momento. Entonces el anciano tendió los brazos para abrazarla.

Mandy llegó a un aparcamiento tan desierto y a oscuras que intimidaba. Durante

el trayecto se había fijado en que los generadores del hospital adyacente seguían

funcionando, ya que los letreros y rótulos estaban encendidos. Tuvo que hacer

varios viajes un tanto farragosos para llevar todas sus cosas al laboratorio, aunque

era un alivio que en su edificio también estuviera activada la iluminación de

emergencia. Aun así, una de las primeras cosas que hizo fue bajar a la sala de

generadores y seguir las instrucciones para restringir el suministro eléctrico al

circuito que alimentaba las neveras y congeladores. Luego se dedicó a organizar

el laboratorio para que hiciera también de vivienda. Estaba acostumbrada a

dormir en el sofá del despacho cuando tenía que interpretar la secuencia de un

gen en plena noche, pero aquello era diferente. Organizó una de las mesas del

laboratorio en varias secciones: una para la comida, otra para el material sanitario

y otra para los libros que había traído consigo: unas cuantas novelas que quería

leer desde hacía mucho tiempo. Convirtió el sofá en una acogedora cama con

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!