29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

otros animales viven en el bosque, además del lobo? ¿Qué es un zoo? ¿Qué

diferencia hay entre un cuento y una historia real? ¿Qué es un escritor? ¿Por qué

lee libros la gente? ¿Cómo se hace el papel? ¿Qué es un invento? ¿Qué es una

idea? En el proceso, los niños absorbían información como esponjas, creaban

nuevos recuerdos y desarrollaban vocabulario y fluidez lingüística.

Los reclutas de Holland, en cambio, solo aprendían la Biblia y la versión

simplificada y aséptica de la historia estadounidense que él les ofrecía. Era como

si coincidieran dos escuelas en el mismo barrio: una, sofisticada y progresista; la

otra, anclada en un plan de estudios reducido y anquilosado.

Los hombres de Streeter se mantenían ocupados cortando y apilando leña,

cazando para conseguir carne fresca, pescando en el hielo del lago y patrullando

el campamento a todas horas. En cuanto el lago se heló del todo, a Streeter se le

ocurrió que Jamie y los demás podrían fugarse cruzando el hielo hasta el terreno

vecino, de modo que los hombres instalaron vallas y alambradas en la orilla.

Clavar postes en el suelo congelado era un trabajo arduo y agotador, y Jamie y

Connie atendieron a varias personas aquejadas de ampollas sangrantes y dedos

congelados.

Por pura necesidad, Holland mandaba a Streeter fuera del campamento en

misiones cada vez más frecuentes y lejanas para encontrar conservas, alimentos

secos, jabón, vitaminas, desinfectantes, velas, pilas y papel higiénico. Streeter solía

llevar consigo a Rocky y a Roger, y a veces se ausentaban durante dos o tres día

seguidos. Al volver, el aliento les apestaba a alcohol, y en los sacos donde llevaban

los víveres tintineaban las botellas. Holland hacía la vista gorda porque Streeter

era el abastecedor. Y porque le tenía miedo.

Jamie intentaba no cruzarse con Streeter, cuyo comportamiento era cada vez

más errático. Siempre había machacado verbalmente a los reclutas, pero

empezaba a amenazar también a sus propios hombres. Y cada vez que veía a

Jamie, simulaba una pistola con la mano y fingía que disparaba. Un centinela

muy flaco llamado Jake, que siempre moqueaba, fue a ver a Jamie un día porque

tenía tos y dolor en el pecho. El médico le hizo levantarse la chaqueta y la camisa

y vio que tenía media espalda llena de cardenales. Le palpó la caja torácica y

encontró una costilla rota.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Jamie.

—Me caí, creo.

—Te caíste. Crees. No cuela. ¿Quién te ha pegado?

—¿No puede curarme y punto, doctor?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!