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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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Edison se llevó a Cassie para que durmiera con su madre, pero él le dijo que era

hora de guardar los juguetes.

—¿Cassie es mi juguete?

—Claro, es como una de tus muñecas, solo que está viva.

Delia Edison ocupaba el lugar de honor en el dormitorio: la cama de

matrimonio.

Ninguna de las mujeres se había acostado todavía.

—¿Qué quieres? —le preguntó Gretchen.

—No te me pongas borde, ¿vale? Solo he venido a comprobar cómo está

todo.

—Aún no me has dejado ver a Alyssa ni a Ryan. ¿Eso por qué?

Mientras hablaban, Joe estaba con Alyssa Mellon en el autobús del pastor

Snider y Edison imaginaba que pasaría buena parte de la noche con ella. Ryan

estaba encerrado en el granero con los chicos Snider. Les habían dado bien de

comer, así que seguramente seguirían todos de una pieza.

—Están bien. No te preocupes por ellos.

—¿Podré verlos mañana?

—Eso depende.

—¿De qué?

—De si has hecho progresos con tus clases. Muéstrame qué han aprendido.

Gretchen se levantó, subiéndose el cuello del largo camisón casi hasta la

barbilla.

—Pregúntale a tu mujer cómo se llama.

Edison sostuvo la lámpara en alto para que su esposa le viera la cara.

—Cariño, ¿cómo te llamas?

—Delia.

—Dilo todo, Delia —la animó Gretchen.

Ella la miró sin comprender.

—Di: «Me… Me…».

El rostro de Delia se iluminó.

—Me llamo Delia.

—¡Bien! —exclamó Edison, y se inclinó hacia su mujer para darle un beso.

Ella se echó hacia atrás.

—¿Por qué ha hecho eso?

—Puedo enseñarle cómo se llama, pero no que recuerde quién eres tú para

ella. Eso no puedo enseñárselo.

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