29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

46

C

uando despertó, Jamie experimentó por un momento la clase de

desorientación que debía de sentir un paciente recién salido de un coma.

La oscuridad era total. No sabía dónde estaba ni qué hora era. Buscó a tientas

una linterna y, mediante la luz, su cerebro fue llenando los huecos. La puerta

estaba abierta; la había dejado así para oír a las niñas si lo llamaban desde el otro

lado del pasillo. Se levantó y subió el estor de la ventana. El cielo presentaba un

color gris terroso. ¿Estaba oscureciendo o clareando? El reloj decía que eran las

seis, pero eso tampoco resultaba de gran ayuda.

Se puso los zapatos, pasó a ver a las niñas, que dormían acurrucadas muy

juntas, e hizo unas abluciones rápidas en los aseos. Después salió al pasillo y se

dirigió hacia el haz de luz que salía de un laboratorio. Bigelow, sentado en un

banco, garabateaba en un cuaderno. El científico estaba de buen humor.

—¡Oh, aquí está! Regresado de entre los muertos. ¿Un café?

—Me encantaría. Es por la tarde, ¿no? —preguntó Jamie.

—Incorrecto.

—Dios, ¿he dormido hasta ahora?

—Y sus hijas también.

El café del vaso de precipitados estaba requemado, pero tuvo un efecto

medicinal, porque Jamie se despejó un poco.

—El cabo Deakins pasó ayer por la noche —dijo Bigelow—. Quería que te

lo dijera. Al parecer, hubo un tiroteo delante mismo del campus. Lo

protagonizaron dos de los civiles que están acampados en el perímetro. La cosa se

está poniendo fea ahí fuera.

—¿Qué se está poniendo fea? Créeme, ya está fea desde hace un tiempo —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!