29.06.2021 Views

La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

para preparar los helados en su vieja cocina eléctrica. Una serie de hondos

suspiros alertaron a Mandy de que el anciano se disponía a abordar temas más

serios. De pronto, las luces parpadearon unos segundos y luego se estabilizaron.

—Una caída de tensión —dijo él—. Debe de fallar el sistema.

—Dios quiera que no nos quedemos sin suministro.

Rosenberg asintió con solemnidad y, de repente, dijo:

—Mi esposa se llama Camila.

—Es un nombre muy bonito.

—Es mexicana. De joven yo solía ir a México a pintar y a pescar marlines. Y

acabé pescándola a ella, si me perdonas que utilice una comparación tan vulgar.

Camila y yo hemos disfrutado de un largo matrimonio y de muy buenos

momentos. Supongo que a raíz del derrame no le quedaba ya mucho tiempo en

este mundo, pero ahora, con la infección…

—Lo siento mucho, Stanley.

—No busco compasión, y menos de alguien que está pasando por una

situación mucho peor que la mía. Tengo la sensación de que ahora mismo tú y yo

estamos unidos en la adversidad. Y, en virtud de este nuevo vínculo que hemos

establecido, me gustaría pedirte ayuda.

—Haré cuanto esté en mi mano.

Los ojos húmedos de Stanley tenían el color del mar de una de sus pinturas

de México. Clavando esos ojos en los de Mandy, cogió por el tallo la guinda al

marrasquino de su copa de helado y se la metió en la boca.

—Quiero que me ayudes a matarla.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!