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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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Oliver Perkins, que hacía apenas una semana era el presidente de la Cámara

de Representantes, apareció en el Despacho Oval, sentado muy rígido detrás del

escritorio Resolute, que parecía venirle demasiado grande. Echó un vistazo a las

notas que tenía delante y levantó la vista, aparentemente sorprendido por la

presencia de la cámara.

«Compatriotas americanos, yo no tenía previsto convertirme en presidente de

Estados Unidos. Yo no quería esto. Nadie lo quería. Pero así están las cosas.

Según nuestra Constitución, he tenido que asumir el cargo tras la incapacitación

del presidente y el vicepresidente, y durante los últimos días he estado trabajando

incansablemente con el Congreso y con unos departamentos gubernamentales

diezmados por la enfermedad para intentar hacer frente a esta crisis sin

precedentes. Muchos de nuestros compatriotas han caído enfermos. Y el país

entero tiene miedo. Hasta hace solo dos días estaba convencido de que el

personal de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, en colaboración con

el Ejército, estaba trabajando a marchas forzadas para movilizar el suministro a

gran escala de alimentos, agua, combustible y medicinas a los centros locales y

regionales de distribución. No obstante, debo ser honesto con vosotros: la masiva

expansión de la epidemia ha provocado numerosas bajas entre el personal de

emergencias, lo cual no ha hecho más que paralizar nuestros esfuerzos de gestión,

control y distribución.

»Esta noche urjo a todos los miembros físicamente aptos de los servicios de

emergencias para situaciones de desastre a que distribuyan entre la gente

necesitada los suministros esenciales almacenados en nuestras reservas federales y

estatales. También debo manifestaros mi extrema preocupación por el sistema de

producción energética y por la estabilidad de nuestra red eléctrica. La producción

de energía es una empresa humana ingente, y sin el personal adecuado resultará

cada vez más difícil suministrar carbón y gas natural a las centrales eléctricas, así

como conseguir que funcionen con normalidad las plantas solares, hidroeléctricas

y nucleares. Por eso os pido que hagáis el mayor acopio posible de velas, pilas,

gasolina para generadores y leña, a fin de soportar los meses de frío que se

avecinan en gran parte del país. También pido a todos los médicos, enfermeras y

demás personal técnico sanitario físicamente capacitado que toméis todas las

precauciones posibles y volváis a vuestras clínicas y hospitales para proporcionar

los servicios que solo vosotros podéis ofrecer».

—Eso va por ti —dijo Linda con un resoplido.

«Y también hago un llamamiento a todo el personal de los servicios de

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