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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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—Esto ya lo hemos hablado ad nauseam, Gloria —replicó Perkins, quien

trataba de mantener a raya su genio—. Tenemos que usar nuestras reservas para

abastecer a las tropas. Ahora que han llegado refuerzos de Bethesda, aún tenemos

más bocas que alimentar. Es nuestro deber defender el poder ejecutivo. —La

cólera se impuso y Perkins dio un puñetazo en la mesa—. ¡No pienso dejar que

una turba armada invada esta casa!

Las niñas soltaron los huesos de pollo que estaban royendo y, al notar la

sacudida, miraron a Jamie en busca de orientación.

—Mira, las has asustado —dijo Morningside.

—¿Queréis comer algo más, niñas? —preguntó Perkins, desentendiéndose de

la vicepresidenta con un gesto desdeñoso de la mano.

—Yo quiero galletas —contestó Kyra.

—¡Yo también! —añadió Emma.

—Amy —dijo Perkins—, echa mano de mi reserva privada para estas dos

jóvenes votantes.

En el sueño de Jamie, Mandy estaba sentada en un prado lleno de flores, con el

mismo aspecto que tenía en el cuadro de Rosenberg. Ella se volvía hacia él, que

intuía que iba a contarle algo de suma importancia, quizá algo sobre la cura en la

que habían trabajado. Pero lo único que salió de su boca fue un ruido fuerte,

como si alguien aporreara una puerta.

La luz se encendió y Jamie vio que el más joven de los agentes del servicio

secreto estaba en el dormitorio. Cuando despertó, oyó un tiroteo sostenido en los

terrenos.

—Póngase en marcha —ordenó el agente con una mezcla de calma y

urgencia—. Evacuamos. Se ha producido un ataque coordinado desde todos los

lados. Hay grupos de civiles entrando en tropel por las puertas. Llevan

armamento pesado. El ejército no podrá defender la línea.

Jamie se vistió deprisa y corriendo, agarró la única bolsa que llevaba para los

tres, más la mochila con los cuadernos de Mandy, y corrió al dormitorio de las

niñas. Mientras ellas se vestían, metió sus pijamas dentro del retrato enrollado de

Mandy con el que había soñado.

El presidente y la vicepresidenta esperaban cerca del Salón Azul, junto a las

puertas del pórtico sur.

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