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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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será más fácil en primavera. Hasta entonces, rezaré para que se controle. Que

Dios os bendiga a Connie y a ti por el trabajo que hacéis aquí. El campamento

sería un nido de problemas sin vosotros. Y ahora ¿puedes subir a ver cómo está

Melissa? Gloria está con ella. Hoy tiene un mal día.

La señora Holland había caído en un estado semivegetativo un mes antes. De

vez en cuando abría los ojos y parecía que escrutara la habitación, pero ya no

respondía a las instrucciones verbales. Connie tenía entre su instrumental un

único tubo nasogástrico que no paraban de limpiar y reutilizar para introducirle

agua azucarada en el estómago. Holland había insistido. No quería que se

escatimaran esfuerzos para mantenerla viva el máximo tiempo posible.

Morningside también sentía la necesidad de prolongar la vida de esa mujer; se

había convertido en su enfermera a jornada completa. Le daba de comer, la

limpiaba, le daba la vuelta para impedir que se llagara y le dedicaba largos

monólogos, sobre todo acerca de su vida antes de dedicarse a la política. La

inválida se había convertido en su razón de ser.

—No me caía bien cuando podía hablar —le explicó un día a Jamie—.

Detesto sus ideas políticas, detesto su manera de tergiversar la religión y detesto

que se convirtiera en nuestra carcelera. Pero ahora que está indefensa, puedo

ocuparme de ella. Es una tontería, en realidad, pero me ha dado un propósito.

Jeremy era una cara bienvenida en la cabaña de Jamie y Connie. El joven, con su

corte de pelo mullet, tenía una sonrisa que animaba hasta los días más

deprimentes y un entrañable sentido del humor que usaba sobre todo para reírse

de sí mismo. Resultaba increíble que fuera sobrino de Streeter.

—Odio a mi tío —les dijo—. Siempre he tenido miedo cuando estoy con él,

incluso de pequeño. Una vez le rompí una ventana jugando al béisbol en su patio

y me sacó la pistola reglamentaria. Os lo juro por Dios.

Ante ellos, Jeremy no paraba de disculparse. Les explicó que él también era,

básicamente, un prisionero. Si intentaba marcharse o los ayudaba a escapar, temía

que, sin la protección de su tía, Streeter lo matase. Los lazos familiares le

importaban poco. Insistía en que le traían sin cuidado la religión y la política. Su

único trabajo era dirigir las sesiones de gimnasia de los reclutas. Había trabajado

de monitor de campamento para los Holland y en el futuro se veía de profesor de

Educación física y tal vez de entrenador de fútbol en algún instituto. Tal como

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