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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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E

l convoy de vehículos militares se abrió paso entre la muchedumbre y entró

en los terrenos de la Casa Blanca por la puerta noroeste, detrás del edificio

de la Oficina Ejecutiva Eisenhower. La oficial al mando de lo que quedaba del

tercer regimiento de infantería del Ejército de Estados Unidos en la base

conjunta de Myer-Henderson Hall en Arlington, Virginia, recibió al teniente

Walker cuando este salió de su Humvee en el jardín Sur, cuyo césped estaba

cubierto de rodadas.

El saludo de la coronel Amelia Willey se convirtió en un dedo señalador

cuando vio apearse a Jamie y las niñas. En cumplimiento de las órdenes previas

de Walker, los tres llevaban mascarilla, al igual que todos los soldados del jardín.

—¿Qué coño hace trayendo a civiles a un recinto seguro, teniente?

—Este hombre afirma que tiene una cura. Estas son sus hijas.

—¿Es del NIH? —preguntó Willey a Jamie.

—No, de Boston —respondió Jamie—. Estaba en el NIH buscando unos

materiales biológicos esenciales. Resulta que lo que necesito está en Fort Detrick.

¿Pueden proporcionarme una escolta?

La coronel señaló con una mano al gentío vociferante que había al otro lado

de la valla.

—Mi misión consiste en mantener a los lobos alejados de las gallinas. Tendrá

que hablar con alguien de dentro.

Por lo visto, la idea que tenía la coronel de hablar con alguien de dentro

consistía en llevar a Jamie derecho al Ala Oeste, donde puso al corriente a los dos

agentes del servicio secreto que montaban guardia ante el Despacho Oval.

Uno de los agentes lo miró con cara de pocos amigos por encima de su

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