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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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—No he podido encontrar ningún médico de ninguna clase.

—¿Has ido al hospital?

—Pues claro que he ido al maldito hospital. He tenido que forzar la entrada.

Te juro que he buscado en todas y cada una de las habitaciones, y eso que es un

sitio grande de cojones. Ahí no queda ni un médico. Deben de haberse puesto

todos enfermos o se habrán largado sin más, incluido el extranjero ese que traje la

otra vez.

—¿Y las enfermeras?

—Tampoco había.

—¿Estaba vacío del todo?

—Había algún que otro paciente, creo. Lo digo porque llevaban batas de

paciente, pero todos tenían jodida la cabeza o alguna otra cosa. Un puto retrasado

ha intentado pegarme un mordisco en la pierna. Aquello es un desastre: apesta

que te cagas, hay cadáveres… Estarán todos muertos dentro de poco. —Joe miró

a Brittany. Al verla tan inmóvil, tuvo un escalofrío, y preguntó si había mostrado

alguna mejoría.

—Sigue inconsciente.

—¿Qué vamos a hacer?

—Tenemos que rezar, hijo. Tenemos que pedirle ayuda a Dios en este

momento de necesidad.

—¿Todavía quieres que monte el control de carretera en el pueblo?

—Hay que montarlo. No podemos dejar que la tragedia nos empuje a la

inacción. Está claro que vamos a necesitar más hombres que no estén jodidos de

la cabeza, hombres en los que podamos confiar, pero de momento haremos esto

en tres turnos. Tú te ocupas esta noche, luego Mickey y luego yo. Nos llevaremos

una docena o así de nuestros muchachos en cada turno. Recuerda, este es nuestro

pueblo y vamos a conservarlo.

La carretera estrecha y sinuosa estaba tan oscura que a Jamie le daba la impresión

de que conducía por un túnel. No tenía ni idea de lo que había a ambos lados de

la calzada ni de lo que le esperaba más allá del alcance de sus luces largas.

Kyra gimoteaba del dolor que le causaban la herida y el prieto torniquete.

—No, no, no —repetía mientras tanto Emma, presa de una especie de tic

nervioso.

—¿Qué dice el mapa? —preguntó Jamie.

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