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La cura - Glenn Cooper-holaebook-holaebook

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—Netflix. Una vieja serie llamada Ley y orden. ¿Has oído hablar de ella?

—La verdad es que sí. Si te gusta, hay como un millón de episodios, más o

menos.

—Nos estamos quedando sin leche.

—No quiero que salgas de casa.

—Kyra quiere que hagamos una fiesta de pijamas. Su madre no volverá a casa

esta noche porque está muy liada con el trabajo.

Jamie había coincidido con la madre de Kyra en unas cuantas ocasiones y

habían intercambiado cuatro palabras en la puerta de sus respectivas casas o a

través de la ventanilla de sus coches. Eran prácticamente unos desconocidos, pero

existía un vínculo tácito entre ellos: ambos criaban solos a sus hijas y ambos

tenían unos horarios impredecibles. Ella trabajaba como inspectora en el

Departamento de Policía de Brookline.

—No me extraña que la policía esté hasta arriba de trabajo. De todos modos,

lo más seguro es que las dos os quedéis en casa.

—¿Y qué pasa con la leche? ¿Quieres que me coma los cereales a palo seco?

—Son tiempos duros, cariño. Te llamaré por la mañana. Cierra con llave y

pon la alarma.

Mandy le había dicho antes que intentaría llamarle después de las diez.

Pasadas las once, el CDC envió un correo con los datos sobre la evolución de la

enfermedad actualizados al grupo de trabajo del SAF. Jamie lo leyó y se

deprimió, así que decidió no esperar más y llamó a Mandy. La doctora se

encontraba en el laboratorio y sonaba exhausta.

—¿Estás sola?

—Sí. Envié a los técnicos a casa hace unas horas.

—¿En qué estás trabajando?

—Por el momento he pospuesto la investigación para tratar de esclarecer qué

es lo que activa el nuevo virus. Lo primero es lo primero: debemos saber si se

puede eliminar con antivirales convencionales. He realizado varios ensayos de

letalidad, pero no obtendremos resultados significativos hasta al menos dentro de

tres días. Bueno, ¿cómo están las cosas por la Avenida Q?

Jamie se echó a reír. Aquel nombre seguía haciéndole gracia. No había visto

el musical de Broadway, pero tenía entendido que en él salían personas y

marionetas. Y en esos momentos, él pertenecía al segundo grupo, porque tenía la

cabeza como de trapo.

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