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Suave Es La Noche

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106<br />

Dick abrió un cajón de una cómoda y sacó una caja que puso en la mesa central. Dentro<br />

había innumerables letras de cartón.<br />

-Puedes venir si quieres jugar a los anagramas.<br />

Abe miró el contenido de la caja con repugnancia, igual que si le hubieran dicho que tenía<br />

que comerse las letras como si fueran granos de avena.-¿Qué es eso de los anagramas? ¿<strong>Es</strong><br />

que no me han pasado ya bastantes...?<br />

-<strong>Es</strong> un juego muy tranquilo. Se trata de formar palabras. Cualquier palabra menos alcohol.<br />

-Seguro que alcohol también se puede -dijo Abe metiendo la mano en la caja-. ¿Puedo<br />

volver si sé cómo se escribe alcohol?<br />

-Puedes volver si quieres jugar a los anagramas. Abe movió la cabeza con resignación.<br />

-Si te pones en ese plan, ¡para qué voy a volver! No haría más que estorbar.<br />

Apuntó con el dedo hacia Dick en son de reproche.<br />

-Pero recuerda lo que dijo Jorge III. Que si Grant estaba borracho, esperaba que mordiera<br />

a los otros generales.<br />

Tras lanzar una última mirada de impotencia a Rosemary con los rabillos dorados de sus<br />

ojos, Abe salió de la habitación. Observó con alivio que Peterson ya no estaba en el pasillo.<br />

Sintiéndose perdido y desamparado, fue a preguntarle a Paul el nombre de aquel barco.<br />

XXV<br />

En cuanto salió Abe con su paso vacilante, Dick y Rosemary se abrazaron<br />

precipitadamente. Les cubría a ambos una especie de polvillo de París a través del cual<br />

percibían sus respectivos olores: la capucha de caucho de la estilográfica de Dick, el olor<br />

casi imperceptible del calor que emanaba del cuello y los hombros de Rosemary. Durante<br />

medio minuto más, Dick se aferró a aquel estado. Rosemary fue la primera en volver a la<br />

realidad.<br />

-Me tengo que ir, jovencito -dijo.<br />

Se miraron con los ojos entornados a través de un espacio que se agrandaba por momentos<br />

y Rosemary hizo una salida de escena que había aprendido de muy joven y que ningún<br />

director había tratado nunca de mejorar.

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