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Suave Es La Noche

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291<br />

-¿Sí, Dick?<br />

-Siempre. Sabía de tus problemas y de la valentía con que los hacías frente.<br />

Pero ya le había empezado la vieja risa interior y sabía que no podría aguantarse mucho<br />

tiempo.<br />

-Siempre pensé que sabías muchísimas cosas -dijo Mary con gran entusiasmo-. Sabías más<br />

de mí que ninguna otra persona que haya conocido. Tal vez por eso me dabas tanto miedo<br />

cuando ya no nos llevábamos tan bien.<br />

<strong>La</strong> mirada que le dirigió Dick, tierna y amable, sugería que detrás había una emoción; de<br />

pronto sus miradas se unieron, se hundieron la una en la otra y se mantuvieron así con<br />

cierta tensión. Pero como la risa que había en su interior se estaba haciendo tan sonora que<br />

parecía que Mary fuera a oírla, Dick apagó la luz y volvieron a encontrarse bajo el sol de la<br />

Riviera.<br />

-Me tengo que ir -dijo.<br />

Al ponerse en pie vaciló un poco. Ya no se sentía tan bien: la sangre parecía circularle<br />

lentamente. Levantó la mano derecha y, haciendo la señal de la cruz papal, bendijo la playa<br />

desde la elevada terraza. En varias de las sombrillas hubo gente que levantó la cara para<br />

mirarle.<br />

-Voy a verle -dijo Nicole, incorporándose.<br />

-No, no vayas -dijo Tommy, reteniéndola con firmeza-. <strong>Es</strong> mejor dejar las cosas como<br />

están.<br />

XIII<br />

Nicole siguió en contacto con Dick después de volver a casarse; se escribieron cartas sobre<br />

asuntos de dinero y sobre los niños. Cada vez que decía, y lo decía con frecuencia, «Quise a<br />

Dick y nunca le olvidaré», Tommy respondía: «Por supuesto que no. ¿Por qué te ibas a<br />

olvidar de él?».<br />

Dick abrió consulta en Buffalo, pero evidentemente sin ningún éxito. Nicole no logró<br />

enterarse de lo que había ocurrido, pero unos meses después le llegaron noticias de que<br />

estaba en un pueblo llamado Batavia, en el estado de Nueva York, ejerciendo de médico<br />

general, y más tarde, de que estaba en Lockport haciendo lo mismo. Por casualidad estuvo<br />

más informada de la vida que hacía en esta última localidad de lo que lo había estado antes:

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