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Suave Es La Noche

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Abe se metió por medio, con voz solemne y tediosa en la que podía discernirse un cierto<br />

tono de determinación práctica, como si hubiera logrado sobreponerse.<br />

Dick, he provocado un disturbio racial en Montmartre. Voy a ir a sacar a Freeman de la<br />

cárcel. Si aparece un negro de Copenhague fabricante de betún... ¡eh!, ¿me oyes? Bueno,<br />

mira, si aparece por ahí...<br />

Una vez más el auricular se convirtió en un coro de innumerables melodías.<br />

-¿Por qué has regresado a París? -preguntó Dick.<br />

-Llegué hasta Evreux y decidí tomar un avión de vuelta a fin de poderlo comparar con<br />

Saint-Sulpice. No, no es que quiera volver a traer Saint-Sulpice a París. ¡No estoy hablando<br />

ni siquiera del barroco! Lo que quiero decir es Saint-Germain. Por el amor de Dios, espera<br />

un minuto, que llame al portero.<br />

-Por el amor de Dios, no lo hagas.<br />

-Dime una cosa. ¿Se fue Mary sin novedad?<br />

-Sí.<br />

-Dick. Quiero que hables con un hombre que he conocido esta mañana. El hijo de un<br />

oficial de la Marina al que han visto ya todos los médicos de Europa. Deja que te cuente.<br />

Dick había colgado en ese momento. Tal vez había sido un acto de ingratitud por su parte,<br />

puesto que no le venía mal tener algo en que ocupar su mente.<br />

-Abe era encantador antes -le dijo Nicole a Rosemary-. ¡Encantador! Hablo de hace tiempo,<br />

de cuando Dick y yo acabábamos de casarnos. Si lo hubieras conocido entonces. Venía a<br />

pasar larguísimas temporadas con nosotros y apenas nos dábamos cuenta de que estaba en<br />

la casa. A veces se ponía a tocar el piano, o se pasaba horas y horas en la biblioteca con un<br />

piano silencioso, como si fueran dos enamorados. Dick, ¿te acuerdas de aquella criada? Se<br />

creía que era un fantasma y a veces Abe se le aparecía en el vestíbulo y le daba un buen<br />

susto. Una vez nos costó la broma un servicio completo de té, pero no nos importó.<br />

Tantos recuerdos divertidos, de hacía tanto tiempo. Rosemary les envidiaba lo bien que<br />

parecían haberlo pasado; se imaginaba una vida de ocio muy diferente a la suya. Poco sabía<br />

del ocio pero lo respetaba, precisamente porque nunca había disfrutado de él. Lo confundía<br />

con el reposo, sin darse cuenta de que este último concepto les resultaba tan ajeno a los<br />

Diver como a ella misma.<br />

-¿Por qué es así ahora? -preguntó-. ¿Por qué bebe? Nicole movió la cabeza de derecha a<br />

izquierda, declinando toda responsabilidad en el asunto.

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