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Suave Es La Noche

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zas que la sostenían- cesara. Era suficiente para convencer al cliente impresionable de que<br />

lo que andaba buscando, fuera lo que fuera, no lo iba a encontrar allí.<br />

Para Dick aquello estaba clarísimo. Miró en torno a sí confiando en encontrar algo que<br />

pudiera distraer su mente, ya que no despertar su imaginación, durante una hora. Pero no<br />

había nada, y al cabo de un rato se volvió a Collis. Había hecho partícipe a éste de algunos<br />

de sus pensamientos actuales y ya estaba harto de tener un público con tan poca memoria y<br />

tan poco receptivo. Media hora con Collis bastaba para que su propia energía vital se viera<br />

claramente afectada.<br />

Se bebieron una botella de vino espumoso italiano y Dick se puso pálido y empezó a armar<br />

bulla. Invitó al director de la orquesta a que fuera a su mesa. Era un negro de las Bahamas<br />

engreído y desagradable, y a los pocos minutos se pusieron a discutir.<br />

-Usted dijo que me sentara.<br />

-<strong>Es</strong>tá bien. Y le di cincuenta liras, ¿no?<br />

-<strong>Es</strong>tá bien. <strong>Es</strong>tá bien. <strong>Es</strong>tá bien.<br />

-<strong>Es</strong>tá bien. Le di cincuenta liras, ¿no? ¡Y entonces usted me dijo que pusiera algo más en<br />

la trompeta! -Usted me dijo que me sentara. ¿Sí o no?<br />

-Le dije que se sentara pero le di cincuenta liras. ¿Sí o no?<br />

-<strong>Es</strong>tá bien. <strong>Es</strong>tá bien.<br />

El negro se levantó con aire desabrido y se marchó, dejando a Dick de peor humor aún del<br />

que estaba. Pero vio una chica al otro extremo de la sala que le sonreía e inmediatamente<br />

las difusas formas romanas que le rodeaban adquirieron un aire más asequible y cotidiano.<br />

Era una inglesita rubia con una cara muy inglesa, bonita y de aspecto saludable, y le volvió<br />

a sonreír. Dick entendía perfectamente aquel tipo de sonrisa, que negaba toda posibilidad<br />

de contacto carnal aun cuando pareciera que lo estaba proponiendo.<br />

-O no sé jugar al bridge o ésa ha sido una jugada muy rápida -dijo Collis.<br />

Dick se levantó y atravesó la sala hasta llegar a donde estaba ella.<br />

-¿Quiere bailar?<br />

El inglés de mediana edad con el que estaba sentada dijo, casi disculpándose:<br />

-Yo me voy a ir pronto.<br />

Tan excitado estaba Dick que se le había pasado la embriaguez. Bailó con la muchacha, que<br />

le sugería las cosas más agradables de Inglaterra; en su voz diáfana estaba implícita la

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