08.04.2013 Views

Suave Es La Noche

Suave Es La Noche

Suave Es La Noche

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

67<br />

anterior. Cuando vio a Dick frente a frente, sus ojos se cruzaron y parpadearon como<br />

aleteos de pájaros. Después de aquello todo fue bien, todo fue maravilloso: Rosemary sabía<br />

que estaba empezando a enamorarse de ella. Se sentía locamente feliz, notaba la savia<br />

caliente de la emoción corriendo por todo su cuerpo. Sentía una seguridad que le hacía ver<br />

todo con claridad, con serenidad, como si cantara dentro de ella. Apenas miraba a Dick,<br />

pero sabía que todo iba bien.<br />

Después de la comida, los Diver, los North y Rosemary se fueron a Franco-American<br />

Films, donde se reunió con ellos Collis Clay, el joven acompañante de Rosemary en New<br />

Haven, al que ella había telefoneado. Era de Georgia, y tenía las ideas uniformes,<br />

estereotipadas incluso, de los sureños educados en el norte. El invierno anterior le había<br />

parecido atractivo a Rosemary; una vez se habían cogido de la mano yendo en un coche de<br />

New Haven a Nueva York, pero ahora, había dejado ya de existir para ella.<br />

Rosemary se sentó en la sala de proyección entre Collis Clay y Dick mientras el operador<br />

montaba los rollos de <strong>La</strong> niña de papá y un ejecutivo francés revoloteaba en torno a ella<br />

creyéndose que hablaba en argot americano. «Sí, chico -decía cuando había algún problema<br />

con el proyector-, no tengo bananas». Al fin se apagaron las luces, se oyó un ligero<br />

chasquido y luego empezó un sonido zumbante: estaba a solas con Dick. Se miraron en la<br />

penumbra de la sala.<br />

-Querida Rosemary -murmuró él.<br />

Se rozaron los hombros. Nicole se movió nerviosa en su asiento a un extremo de la fila y<br />

Abe tosió convulsivamente y se sonó. Luego, todos se pusieron cómodos y la película empezó.<br />

Allí estaba ella: la colegiala de un año atrás, con la melena ondulada cayéndole sobre la<br />

espalda como la sólida cabellera de una tanagra; allí estaba, tan joven e inocente, el<br />

producto de los desvelos amorosos de su madre; allí estaba, dando cuerpo a toda la<br />

inmadurez de la raza humana, que recortaba una nueva muñequita de cartón para<br />

examinarla con su mente vacía de prostituta. Rosemary recordaba cómo se había sentido<br />

con aquel vestido, especialmente fresca y como nueva bajo la seda fresca y nueva.<br />

<strong>La</strong> niña de papá. Qué valerosa era la nena y cómo sufría. Qué ricura de nena. <strong>Es</strong> que no se<br />

podía ser más rica. Ante su minúsculo puñito retrocedían las fuerzas de la lujuria y la<br />

corrupción. Más aún: el propio destino detenía su marcha; lo inevitable se hacía evitable; el<br />

silogismo, la dialéctica, la lógica toda desaparecían. <strong>La</strong>s mujeres olvidarían los platos<br />

sucios que habían dejado en casa y llorarían. Hasta en la película había una mujer que se<br />

pasaba tanto tiempo llorando que estaba a punto de eclipsar a Rosemary. Derramaba lágrimas<br />

sobre unos decorados que habían costado una fortuna, en un comedor de Duncan<br />

Phyfe, en un aeropuerto, durante una regata de yates que sólo se había utilizado en dos<br />

planos cortos, en un vagón de metro y, por último, en un cuarto de baño. Pero Rosemary

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!