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-Por supuesto, sé que la gente va diciendo que Baby Warren recorre toda Europa siempre a<br />
la caza de la última novedad y se está perdiendo lo mejor de la vida, pero creo, por el<br />
contrario, que soy una de las pocas personas que sabe discernir realmente qué es lo mejor.<br />
He conocido a la gente más interesante de mi época.<br />
Su voz se hizo opaca contra el sonido agudo de un nuevo número de guitarra, pero logró<br />
imponerse a él. -He cometido muy pocos errores graves.<br />
-Sólo los más graves, Baby.<br />
Había notado un destello burlón en la mirada de Dick y cambió de conversación. Parecía<br />
imposible que pudieran tener nada en común. Sin embargo, había algo en ella que Dick<br />
admiraba, y se despidió de ella en el Excelsior con una serie de lisonjas que la dejaron<br />
deslumbrada.<br />
Al día siguiente, Rosemary insistió en invitar a comer a Dick. Fueron a una pequeña<br />
trattoria que llevaba un italiano que había estado trabajando en América y comieron huevos<br />
con jamón y waffles. Después volvieron al hotel. Dick había descubierto que no estaba<br />
enamorado de ella, ni ella tampoco lo estaba de él, pero aquel descubrimiento, en lugar de<br />
ser causa de que disminuyera su pasión por ella, había hecho que aumentara. Ahora que<br />
sabía que no iba a ocupar un lugar más importante en su vida, se había convertido para él<br />
en una mujer misteriosa. Suponía que era eso simplemente lo que querían decir muchos<br />
hombres cuando decían que estaban enamorados.<br />
Pero aquello nada tenía que ver con la apasionada sumisión del alma, la inmersión de todos<br />
los colores en un solo tinte oscuro que había sido su amor por Nicole. Cuando pensaba, por<br />
ejemplo, en la posibilidad de que Nicole muriera, o se hundiera en un vacío mental<br />
absoluto, o se enamorara de otro hombre, se sentía físicamente enfermo. Nicotera estaba en<br />
la salita de Rosemary y los dos hablaban de algún asunto pro-fesional. Cuando Rosemary le<br />
dio a entender que ya era hora de que se fuera, se marchó entre protestas jocosas y<br />
dirigiéndole a Dick una mirada bastante insolente. Como de costumbre, el teléfono no cesó<br />
de sonar, y Rosemary estuvo hablando unos diez minutos mientras Dick se impacientaba<br />
cada vez más.<br />
-Vamos a mi habitación -sugirió, y ella aceptó. Rosemary se echó en el amplio sofá con la<br />
cabeza apoyada en las rodillas de Dick y él se puso a jugar con los graciosos mechones que<br />
le caían sobre la frente.<br />
-¿Me dejas que siga siendo curioso? -preguntó. -¿Qué quieres saber?<br />
-De hombres. Tengo curiosidad, por no decir un deseo enfermizo.<br />
-¿Lo que quieres saber es cuánto tardé después de conocerte a ti?