08.04.2013 Views

Suave Es La Noche

Suave Es La Noche

Suave Es La Noche

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

53<br />

atraía o le repelía, pero sí sabía que la había conmovido profundamente. Hizo que se<br />

sintiera muy sola al volver a entrar en el restaurante, pero si pensaba en ello le parecía<br />

enternecedor, y la gratitud apasionada de aquel «¡No sabes cuánto!» de Nicole resonaba<br />

aún en su mente. <strong>La</strong> peculiar atmósfera de la escena de la que había sido testigo era algo<br />

todavía ajeno a su experiencia, pero, por muy lejano que le resultara, su estómago le decía<br />

que estaba bien. No le inspiraba la aversión que había sentido al rodar ciertas escenas de<br />

amor en sus películas.<br />

Pese a serle totalmente ajeno, participaba ya en ello de manera irrevocable, y mientras hacía<br />

compras con Nicole era mucho más consciente de la cita que la propia Nicole. <strong>La</strong> imagen<br />

que tenía de ella había cambiado y ahora trataba de evaluar sus atractivos. No cabía duda de<br />

que era la mujer más atractiva que había conocido nunca, con su dureza, sus afectos y<br />

lealtades y un cierto aire evasivo que Rosemary, juzgándola con la mentalidad de clase<br />

media de su madre, relacionaba con su actitud hacia el dinero. Rosemary se gastaba un<br />

dinero que había ganado; el que estuviera en Europa se debía a que se había metido en la<br />

piscina seis veces aquel día de enero y su temperatura había saltado de 37 grados a primera<br />

hora de la mañana a 40, que fue cuando su madre puso fin a aquello.<br />

Con la ayuda de Nicole, Rosemary se compró dos vestidos, dos sombreros y cuatro pares<br />

de zapatos con su dinero. Nicole se compró todo lo que llevaba apuntado en una gran lista<br />

que tenía dos páginas y además lo que había en los escaparates. Todo lo que le gustaba pero<br />

no creía que le fuera a servir a ella, lo compraba para regalárselo a alguna amiga. Compró<br />

cuentas de colores, cojines de playa plegables, flores artificiales, miel, una cama para el<br />

cuarto de huéspedes, bolsos, chales, periquitos, miniaturas para una casa de muñecas y tres<br />

metros de una tela nueva color gamba. Compró doce bañadores, un cocodrilo de goma, un<br />

juego de ajedrez portátil de oro y marfil, pañuelos grandes de lino para Abe y dos chaquetas<br />

de gamuza de Hermés, una color azul eléctrico y la otra rojo ladrillo. Todas esas cosas no<br />

las compró ni mucho menos como una cortesana de lujo compraría ropa interior y joyas,<br />

que al fin y al cabo se podrían considerar parte de su equipo profesional y una inversión<br />

para el futuro, sino con un criterio totalmente diferente. Nicole era el producto de mucho<br />

ingenio y esfuerzo. Para ella los trenes iniciaban su recorrido en Chicago y atravesaban el<br />

vientre redondeado del continente hasta California; las fábricas de chicle humeaban y las<br />

cadenas de montaje marchaban en las fábricas; unos obreros mezclaban pasta dentífrica en<br />

cubas y sacaban líquido para enjuagues de toneles de cobre; unas muchachas envasaban<br />

tomates velozmente en el mes de agosto o trabajaban como esclavas en los grandes<br />

almacenes la víspera de Navidad; unos indios mestizos se afanaban en plantaciones de café<br />

en el Brasil y unos idealistas eran despojados de sus derechos de patente sobre nuevos<br />

tractores de su invención. Ésas eran algunas de las personas que pagaban un diezmo a<br />

Nicole, y todo el sistema, a medida que avanzaba con su peso avasallador, atronador, daba<br />

un brillo febril a algunos de los actos característicos de Nicole, como, por ejemplo, comprar<br />

en grandes cantidades, del mismo modo que se reflejan las llamas en el rostro de un

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!