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Suave Es La Noche

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piernas y tobillos que tan airosamente sabían mover, que extendían y alargaban con la<br />

seguridad de las mujeres que saben que gustan a los hombres.<br />

Cuando al regresar al hotel se encontraron a Dick, tan radiante en la mañana, tan lleno de<br />

energía, las dos tuvieron un momento de perfecta alegría infantil.<br />

Acababa de recibir una llamada telefónica de Abe y, pese a lo embrollado de la<br />

conversación, le había parecido entender que se había pasado gran parte de la mañana<br />

escondido.<br />

-Ha sido una de las conversaciones telefónicas más extrañas que he tenido en mi vida.<br />

Dick había hablado no sólo con Abe sino con otras doce personas más. Cada uno de estos<br />

figurantes había sido presentado con frases como la siguiente: «Quiere hablar contigo un<br />

tipo implicado en lo del Teapot Dome, o por lo menos eso dice él... ¿Qué pasa ahí? Eh, que<br />

se calle quien sea. Bueno, el caso es que estuvo metido en algún sándalo... escándalo y no<br />

puede volver. Mi opinión perso... mi personal es que ha tenido...».<br />

A partir de ahí empezaron a oírse como unos hipos y ya no hubo manera de saber lo que el<br />

tipo en cuestión había tenido.<br />

Pero del teléfono salió una oferta suplementaria:<br />

-Pensé que le podía interesar. Al fin y al cabo es usted un psicólogo, ¿no?<br />

<strong>La</strong> vaga personalidad a la que se podía atribuir semejante afirmación había seguido al<br />

teléfono. Pero, en definitiva, no había logrado convencer a Dick ni como psicólogo ni como<br />

ninguna otra cosa. <strong>La</strong> conversación con Abe siguió desarrollándose de la siguiente manera:<br />

-¡Hola!<br />

-¿Sí?<br />

-Sí. Hola.<br />

-¿Con quién hablo?<br />

-Sí.<br />

Se interpuso el ruido de unas risotadas.<br />

-Sí. Te voy a poner con otra persona.<br />

A veces Dick podía oír la voz de Abe acompañada de ruidos de forcejeos, caídas del<br />

auricular y fragmentos de conversaciones lejanas como «No, yo no, señor North». Luego,<br />

una voz irónica y decidida había dicho: «Si es usted amigo del señor North, más vale que<br />

venga enseguida y se lo lleve de aquí.»

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