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Suave Es La Noche

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58<br />

bebieron vino de Beaujolais. Nicole estaba absorta y se mordía los labios incesantemente<br />

mientras leía las guías del campo de batalla que se había traído Dick. Verdaderamente,<br />

Dick se lo había estudiado todo por encima y lo había simplificado de tal modo que había<br />

conseguido darle más o menos el aspecto de una de las fiestas organizadas por él.<br />

XIV<br />

Cuando llegaron a París, Nicole estaba demasiado cansada para ir a ver la grandiosa<br />

iluminación de la Exposición de Artes Decorativas como habían planeado. <strong>La</strong> dejaron en el<br />

Hotel Roi George y, en cuanto la vio desaparecer entre los planos de intersección que<br />

formaban las luces del vestíbulo reflejándose sobre los cristales de las puertas, la opresión<br />

que sentía Rosemary se disipó. Nicole era una fuerza no necesariamente favorable o<br />

previsible como su madre: una fuerza incalculable. A Rosemary le inspiraba más bien<br />

temor.<br />

A las once estaba con Dick y los North en un café flotante que acababa de inaugurarse en el<br />

Sena. El río brillaba tenuemente con el reflejo de las luces de los puentes y parecía mecer<br />

muchas lunas frías. En la época en que vivían en París, Rosemary y su madre habían ido<br />

algunos domingos a Suresnes en el pequeño vapor y en el trayecto hacían planes para el<br />

futuro. Aunque tenían poco dinero, la señora Speers estaba tan segura de la belleza de<br />

Rosemary y le había inculcado tales ambiciones que estaba dispuesta a arriesgar el dinero<br />

para conseguir «ventajas». Rosemary, a su vez, se lo devolvería todo en cuanto su carrera<br />

arrancase...<br />

Desde que habían llegado a París, Abe North parecía estar recubierto de un ligero sarro<br />

vinoso; tenía los ojos inyectados de sangre por los efectos del sol y del vino. Rosemary se<br />

había dado cuenta por primera vez de que estaba siempre parándose en todas partes a tomar<br />

un trago y se preguntaba si le podía gustar aquello a Mary North. Mary era una persona<br />

callada, tan callada a pesar de que se reía a menudo que Rosemary no tenía mucha idea de<br />

cómo era. Le gustaba su pelo liso y oscuro peinado hacia atrás hasta formar una especie de<br />

cascada natural en donde terminaba, que a veces se le iba a un lado de la cara, sobre la sien,<br />

como un gracioso pico que, cuando amenazaba con taparle un ojo, volvía a poner en su sitio<br />

con un movimiento de la cabeza.<br />

-<strong>Es</strong>ta noche nos retiramos temprano, Abe, en cuanto te termines esta copa.<br />

El tono de voz de Mary quería ser ligero, pero denotaba cierta preocupación.

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