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Suave Es La Noche

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ligeramente pero de manera siniestra. Mientras le daba el fuego que había pedido, Dick<br />

pensó que tenía todas las características de un determinado tipo de individuos de cuya<br />

existencia se había percatado desde la adolescencia: un tipo de esos que parecen pasarse la<br />

vida en las tabaquerías con un codo apoyado en el mostrador y sin más ocupación que observar,<br />

a través de Dios sabe qué pequeña hendidura de sus mentes, a la gente que entra y<br />

sale. Personaje habitual en los garajes, donde parece estar siempre ultimando oscuros<br />

negocios en voz baja, en las barberías y en los vestíbulos de los teatros. O, por lo menos, en<br />

esos ambientes lo situaba Dick. A veces también aparecía su cara en algunas de las<br />

historietas más feroces de Tad. De adolescente, Dick había lanzado muchas veces una<br />

mirada insegura hacia esa incierta frontera con el mundo del crimen en la que se encuentra<br />

ese tipo de gente.<br />

-¿Qué, te gusta París, amigo?<br />

Sin esperar respuesta, se puso a caminar al lado de Dick, tratando de seguir el ritmo de sus<br />

pasos.<br />

-¿De dónde eres? -insistió.<br />

-De Buffalo.<br />

-Yo de San Antone. Pero llevo aquí desde la guerra.<br />

-¿<strong>Es</strong>taba en el ejército?<br />

-¡Que si estaba! En la División 84. ¿Oíste hablar de ella? El tipo adelantó a Dick unos pasos<br />

y le clavó una mirada claramente amenazadora.<br />

-¿Pasando una temporada en París, amigo, o estás de paso?<br />

-De paso.<br />

-¿En qué hotel estás?<br />

Dick se empezó a reír para sus adentros. O sea, que aquel tipo tenía la intención de<br />

desvalijarle el cuarto esa misma noche. El otro pareció leerle los pensamientos sin que ello<br />

le inhibiera lo más mínimo.<br />

No tienes por qué tenerme miedo, con el corpachón que tú tienes. Hay un montón de<br />

maleantes al acecho de turistas americanos, pero tú no tienes nada que temer conmigo.<br />

A Dick empezaba a aburrirle aquello e interrumpió su caminata.<br />

-Parece que no tenga usted nada que hacer salvo matar el tiempo.<br />

-Tengo un negocio aquí en París.

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