08.04.2013 Views

Suave Es La Noche

Suave Es La Noche

Suave Es La Noche

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

179<br />

Su caso más interesante estaba en el pabellón principal. <strong>La</strong> paciente era una mujer de treinta<br />

años que llevaba seis meses en la clínica; una pintora norteamericana que había vivido<br />

muchos años en París. <strong>La</strong> información de que disponían sobre los antecedentes del caso no<br />

era muy satisfactoria.<br />

Un primo suyo se la había encontrado un día en un estado de demencia total y, tras<br />

internarla brevemente y sin ningún resultado satisfactorio en uno de los centros de<br />

desintoxicación de los alrededores de París, dedicados fundamentalmente a tratar a los<br />

turistas víctimas de la droga y la bebida, se las había arreglado para llevala a Suiza. El día<br />

que ingresó era una mujer de una belleza fuera de lo corriente, pero se había convertido en<br />

una llaga viviente. Ninguno de los análisis de sangre que se le había hecho había resultado<br />

positivo y su dolencia se había catalogado, por llamarla de algún modo, como eczema<br />

nervioso. Dos meses llevaba con ella, sufriendo como si estuviera en un potro de tortura.<br />

Era coherente e incluso brillante, dentro de los límites de sus extrañas alucinaciones.<br />

Era paciente de Dick en particular. Cuando estaba sobreexcitada, era el único médico que<br />

se podía «entender con ella». Varias semanas atrás, en una de las muchas noches que se<br />

había pasado sin poder dormir a causa del dolor, Franz había logrado hipnotizarla y había<br />

tenido unas cuantas horas de reposo necesario, pero no lo había vuelto a conseguir. <strong>La</strong><br />

hipnosis era un método del que Dick desconfiaba y que rara vez, usaba, pues sabía que no<br />

siempre podía ponerse en situación. Una vez lo había intentado con Nicole y ésta se había<br />

reído sarcásticamente de él.<br />

<strong>La</strong> mujer de la habitación 20 no le había visto entrar: la zona alrededor de sus ojos estaba<br />

demasiado hinchada. Tenía una voz potente, modulada y profunda que impresionaba.<br />

-¿Hasta cuándo va a durar esto? ¿Me voy a quedar así para siempre?<br />

-No. Pronto se va a pasar. El doctor <strong>La</strong>dislau me ha dicho que ya hay zonas enteras que se<br />

están despejando.<br />

-Si supiera lo que he hecho para merecer esto, lo podría aceptar con ecuanimidad.<br />

-<strong>Es</strong> mejor que no busque una explicación metafísica. Para nosotros se trata de un<br />

fenómeno nervioso. Tiene que ver con el rubor. ¿Se ruborizaba fácilmente cuando era<br />

jovencita?<br />

<strong>Es</strong>taba tendida con el rostro mirando `al techo.<br />

-Desde que me salieron las muelas del juicio no he encontrado ninguna ocasión para<br />

sonrojarme.<br />

-¿No ha cometido pequeños pecados y errores, como todo el mundo?<br />

-No tengo nada que reprocharme.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!