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Filosofía dominicana: pasado y presente 315<br />

no se produce sino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ejecutado el valor, sobre todo si se<br />

trata <strong>de</strong> un valor ético. Aloys Müller –citando a Max Scheler– lo<br />

hace notar sin lugar a duda: «Los valores son tanto más altos<br />

cuanto más profunda es <strong>la</strong> satisfacción que acompaña a <strong>la</strong> conciencia<br />

<strong>de</strong> su realización». «Que acompaña», algo así como el<br />

reflejo <strong>de</strong>l valor en el espíritu. Más acor<strong>de</strong> con esta opinión <strong>de</strong>l<br />

filósofo alemán nos parece otra <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l mismo Lipps: «El<br />

sentimiento <strong>de</strong> valor es un sentimiento gozoso».<br />

Según R. Müller-Freienfels «el sujeto <strong>de</strong> valor representa el<br />

dinamismo que se manifiesta como fuerza». Su psicologismodinámico-irracionalista<br />

se opone diametralmente a nuestra<br />

concepción axiológica; no vamos, empero, a rebatir punto<br />

por punto como tampoco pasaremos revista al panvitalismo<br />

axiológico y otras posiciones estudiadas por don F. Larroyo. La<br />

extensión <strong>de</strong>l trabajo no cabría <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> estas<br />

breves meditaciones. Sin embargo, nos <strong>de</strong>tiene así <strong>de</strong> paso, <strong>la</strong><br />

cita prece<strong>de</strong>nte que otorga, al sujeto que valora, todo el dinamismo<br />

<strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong> los valores. Constituyen los valores una<br />

fuente <strong>de</strong> movimiento, <strong>la</strong> cual se expresa porque advienen en el<br />

hombre, influyen en éste, se le imponen, pues el alma humana<br />

está estructurada <strong>de</strong> tal forma que es capaz <strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r los<br />

valores, que entonces ejercen un po<strong>de</strong>r en nuestra vida. Al ser<br />

intemporal el reino <strong>de</strong> los valores, en sí carece <strong>de</strong> dinámica, pero<br />

está contenida en él potencialmente y se reve<strong>la</strong> en su modo <strong>de</strong><br />

ser aprehendido. El espíritu <strong>de</strong>l hombre busca el valor, pero es<br />

éste el que adviene en él informándolo; <strong>la</strong> actividad <strong>de</strong>l sujeto<br />

valorador no recae sobre el valor, sino que el valor actúa en el<br />

individuo transformándolo en persona. Nos hal<strong>la</strong>mos convencidos<br />

<strong>de</strong> que no es el hombre quien representa el dinamismo, ya<br />

que hay valores –los éticos– que se presentan imperiosamente a<br />

él, y le obligan a una toma <strong>de</strong> posición, a veces en contra <strong>de</strong> su<br />

propio interés vital. Su dinamismo –el <strong>de</strong>l hombre– consiste en<br />

<strong>la</strong> imposibilidad <strong>de</strong> permanecer indiferente.<br />

Finalidad <strong>de</strong>l hombre<br />

Cito nuevamente a R. Müller-Freienfels: «Valor es todo lo que<br />

sirve para conservar y fomentar <strong>la</strong> vida». Todo lo contrario. La

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