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REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR Nº 88 JULIO ...

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unidad, que podría verse erosionada si los subordinados consideran que su<br />

superior los expone a riesgos innecesarios. Lógicamente, cuanta mayor sea<br />

la proporción de daños civiles colaterales derivados de actos ilícitos del<br />

enemigo menor será el nivel de riesgo aceptable para un superior militar<br />

medio con el fin de evitar esos daños. Por ello, los defensores de esta<br />

segunda posición consideran que no tiene sentido continuar incluyendo en<br />

la columna de daños civiles colaterales aquellos daños provocados por<br />

actos ilícitos del enemigo puesto que se trata ésta de una regla que no es<br />

sociológicamente aceptada por los sujetos a los que va destinada: el personal<br />

militar encargado de seleccionar los objetivos y de preparar los ataques<br />

que es de quien depende en última instancia la efectiva aplicación del<br />

derecho internacional humanitario 81 .<br />

En esta misma línea se encuentra la posición oficial del ejército norteamericano<br />

que defiende que las fuerzas defensoras deben ser consideradas<br />

responsables por los daños civiles colaterales producidos a raíz del despliegue<br />

de hombres, armamento y material militar junto a bienes civiles o<br />

en las inmediaciones de áreas dónde reside la población civil 82 . Esta posición<br />

ha sido defendida por el departamento de defensa norteamericano<br />

para atribuir a las autoridades iraquíes la responsabilidad por las muertes<br />

civiles ocasionadas durante el ataque al bunker de Al-Firdus 83 . Igualmente,<br />

un informe previo del Pentágono afirmaba que el derecho internacional<br />

de los conflictos armados permitía el ataque a dos cazas iraquíes que habían<br />

sido emplazados junto al antiguo templo de Ur, correspondiendo a las<br />

autoridades iraquíes la responsabilidad por los daños que se pudieran causar<br />

al templo 84 . En consecuencia, para el ejército norteamericano, una vez<br />

que el enemigo decide colocar objetivos militares como misiles tierra aire,<br />

baterías antiaéreas, tanques o armas de destrucción masiva en un área protegida<br />

por el derecho internacional humanitario, dicha área pierde su pro-<br />

81 T. Taylor, The Concept of Justice and the Laws of War, en Colorado Journal of Transnational<br />

Law, Vol. 13, 1974, pp. 189 y ss, p. 203. Ver también, W. H. Parks, Air War…, p. 50).<br />

82 Ya durante la Conferencia Diplomática en la que se negoció el PA I la delegación<br />

norteamericana dejó clara su posición de que los estados deberían ser ellos mismos responsables<br />

si utilizan ilícitamente su población civil para proteger sus objetivos militares del<br />

ataque del enemigo.<br />

83 Informe enviado al Congreso por el Departamento de Defensa (United States,<br />

Department of Defense Report to Congress on the Conduct of the Persian Gulf War –<br />

Appendix on the Role of the Law of War, en International Law Materials., Vol. 31, 1992, pp.<br />

612 y ss, p. 627.<br />

84 United States, Department of Defense, Conduct of the Persian Gulf War: An Interim<br />

Report to Congress (1991), citado por C. Greenwood, Customary International Law and<br />

the First Geneva Protocol of 1977, en The Gulf War 1990-1991 in International and<br />

English Law, P. Rowe (Coord.), Routledge, 1993, pp. 63 y ss, p. 80.<br />

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