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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
Descalzos de Italia le admita en aquella Congregación, y le despide. Sucede un
escándalo en el Algarbe para que él se ofrezca a ir a poblar aquel convento, y hay
accidentes que lo estorban. Solamente Ie sirve su resolución de meterle en las manos
una patente de confesor, que fué el medio que le trajo a ellas el logro más feliz
de sus intentos, que miraban a vivir en una Reforma. Pero el cómo lo dirá el siguiente
capítulo.
CAPÍTULO VII.
Ofrécesele ocasión de confesar a la Reina, que le nombra su confesor.
Llegóse en esta sazón, recibida la patente, la fiesta de N. P. San Agustín, en la
cual la Serenísima Reina de Portugal Doña Luisa Francisca de Guzmán, viuda ya
entonces y desembarazada del gobierno del reino, solía por la gran devoción que
tenía a nuestro Gran Padre, cuya correa ceñía, ganar el jubileo, enviando a llamar
para sí y las demás personas de Palacio confesores agustinos.
Así lo hizo este año que era el de 1662: pero con una nueva y notable circunstancia,
porque envió a que le mandasen dos confesores, uno viejo y otro mozo.
Dióse el recado al Prior de Nra. Sra. de Gracia, y nombró por confesor el viejo
que fué el P. Presentado Fr. Cristóbal de Quevedo, y éste gustó de llevar por compañero
y confesor mozo al P. Fr. Manuel. Empeñóse en conseguirlo y hubo harto
que vencer: quizá se le traslució al demonio algo de lo que después sucedió, y que
impelido de sus temores puso las dificultades. Fueron en fin a Palacio los Padres Fr.
Manuel y Fr. Cristóbal: éste confesó a la Reina y a la infanta Catalina, Reina hoy,
de Inglaterra: y aquél confesó a las criadas.
Una de éstas, a penas se levantó de los pies del P. Fr. Manuel, cuando fué a decir
a la Reina que aquel religioso mozo era un gran confesor. Dióle curiosidad a la
Reina o lo que es más creíble, movióla superior impulso a reconciliarse con él. Tiene
este religioso un espíritu grande y no es menor su ingenio. Son sus palabras forjadas
en el entendimiento y fraguadas en la voluntad, saetas que traspasan los corazones.
Bien se ha visto en los muchos tiros que para Dios