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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
para otras en que había de estar el convento la comunicación de una puerta,
que daba paso del uno al otro.
Mientras la obra crecía en lo material, no se descuidó de lo espiritual la Reina.
Envió a Roma por Breve para sacar del convento de nuestra madre Santa Mónica
de Lisboa de Calzadas de nuestra Orden a cinco religiosas de aquel espíritu que le
pareció era menester para fundadoras. Y porque el P. Fr. Manuel llevaba la mira no
tanto en la reforma de monjas como de frailes, para facilitar ésta y darla algún principio,
persuadió a la Reina a que alcanzase despacho para que algunos religiosos de
los Calzados se descalzasen, para asistir al gobierno y confesonario de las monjas:
porque no era conveniente que siendo las monjas descalzas las gobernase quien no
lo fuese.
Por uno y otro escribió la Reina a Roma al P. Maestro Fray Buenaventura de
las Llagas, Provincial que había sido de nuestros Observantes de Portugal, hombre
de rara industria: y para despertarle más, le nombró por su agente en aquella Curia,
y le señaló grueso salario.
CAPÍTULO X.
Pásase la Reina de Palacio para su nuevo retiro.– Ordena la asistan
el P. Fr. Manuel y otros Calzados.
Luego que la dicha quinta y casas de Xabregas estuvieron capaces de pasarse a
ellas la Reina, dejó el Palacio: y acompañada de sus hijos el Rey D. Alfonso y el
Infante D. Pedro y de los grandes de la Corte, se pasó a Xabregas a 17 de Marzo de
1663. Era entonces sábado, víspera de Palmas. Parece que fué misterio, porque para
la Reina fué éste su mayor triunfo. Aquí quiso ir a esperar los despachos de Roma.
El Jueves Santo fué el día en que, celebrándose en la capilla real la primera Misa,
se puso el Santísimo Sacramento descubierto en el monumento al uso de Portugal.
Continuáronse los tres días con grande solemnidad los oficios, dando la Reina
con esto feliz principio a su asistencia en aquel lugar, adonde quiso asistiese también
su real familia y casa.
Para los religiosos calzados que ordenó la asistiesen y se habían de descalzar,
tomó una quinta y casa un tiro de piedra de la suya. Eran