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DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 8 439
comunica, penetrando los rayos del sol sus vidrieras, deseosos de mirarse brillantes
en el espejo de esta interior hermosura. Otra ventana tiene en este mismo
lado, que cae al presbiterio, con que por todas partes se le comunica claridad para
que luzcan sus aseos.
Nacen desde el plano del cuerpo de la iglesia, por entre las capillas, sobre el
zócalo, que es de bruñido mármol, variedad de pilastras y contrapilastras, subiendo
a coronarse de bien formados capiteles y penetrando por los alquitrabes y dejando
en cornisas y banquillos sus resaltos, suben a cinchos a hermosear el cañón y dividir
las bóvedas, para que hagan correspondencia a la división de las capillas. Todo
el medio punto que hacen estas fajas desde cornisa a cornisa, subiendo por la clave
del cañón, está adornado de dibujos de pintura, como los arcos torales, con un color
honesto y tan agradable, que sumamente las hermosea, y entre faja y faja en el
campo del cañón repartidos a trechos florones bien adornados de hojarascas, resaltos
y fondos, que fingen el pincel y las sombras; porque siendo tan común la yesería,
se discurrió este sainete, para que este templo admirable no conviniese con
otros, que no ha sido poco aplaudido y celebrado, pues, demás de ser el color agradable,
y honesto y muy particulares y bien repartidos los dibujos que la misma
blancura forma entre las sombras, parecen a la vista cortados, y que son los blancos,
resaltos; y las pinceladas, fondos.
Del cañón del cuerpo de la iglesia
Tiene este cañón cuatro lunetos en cada lado, en correspondencia de otras capillas,
y al lado del Evangelio, en medio de cada uno, un atributo de nuestro Padre S.
Agustín, a quien sirve de orla un tarjetón. En los lunetos del lado de la Epístola, no
se les pudo dar correspondencia, porque hay en cada uno de los tres una ventana,
pero adornadas de pintura, en la misma conformidad que lo demás. Las aristas de
los lunetos salen adornadas de lo mismo, y rematan cerca de los florones de las
claves del cañón, en forma de pirámide, con un vistoso lazo en la punta; y en la
misma conformidad están los lunetos del presbiterio, para que hagan labor con el
cañón de la iglesia. En el testero de este cañón, encima del coro, está una ventana
muy grande, que tiene doce pies de altura y diez de ancho, sirve de comunicar luz
al coro y a la