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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
Del corazón pasaba el amor a las manos. Harto lo prueban la liberalidad con
que a los dos conventos proveyó de ricos adornos para los altares, y alhajas para las
oficinas: el desvelo con que era enfermera de los enfermos: el cariño con que era
provisora de los sanos, siendo en todo esto hidrópica su liberalidad, que al paso que
más daba, más deseaba dar.
Pero para entregarse más liberalmente a estos santos empleos, que tanto la tenían
hechizada el alma, resolvió olvidarse de todo lo grande, despedir su familia, y
reservándose como el tercio de su real renta, entrarse en el convento, no a ser monja
porque no la bastaban las fuerzas, sino para, con la escoba en la mano, o en los ministerios
viles de la cocina, como ella decía, merecer lo que comiese. Lo que reservaba
de la renta lo quería dedicar a limosnas y a la fundación de los conventos. De
tan gruesa renta administrada por tan amorosas y caritativas manos como las de la
Reina, y tan diestras que supieron manejar el gobierno de una Monarquía sin que la
zozobrasen los mares furiosos de tantas guerras, bien podían los dos conventos
prometerse en poco espacio crecidísimos aumentos: pero desvaneciéronse presto
sus esperanzas, como ahora se dirá.
CAPÍTULO XVII.
Muere la Reina.
Fundar un nuevo convento ha de costar muchos pasos: y para la nueva planta
de una Reforma es gentil riego el sudor. Nació la Descalcez Agustina en Portugal
en los brazos poderosos de una Reina: si en los mismos creciese, fuera como andar
en pies ajenos y faltara a la Reforma y sus fundadores el mérito del sudor y de los
pasos: pero no quiso el cielo privar a los nuevos Descalzos de este tesoro. Llevóse a
la Reina, y los dejó con esto en un campo de batalla.
A los últimos, pues, de Febrero de 1666 se agravaron tanto a la Reina sus
achaques, que rompieron en una enfermedad mortal. Prevínose para el viaje a todos
tan cierto y tan formidable a todos. Hizo su última confesión con tanto dolor de sus
culpas, que no ser mayor su dolor eran sus mayores ansias. Recibió el Santísimo
Sacramento de