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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
al lado de la Epístola, tienen ventanas grandes al Mediodía, con cristalinas vidrieras,
que no sólo las clarifican, sino que también comunican luz a las que están
al lado del Evangelio. A estas capillas circunda una donosa imposta, y desde ésta
corre a circundar el arco de cada una por la parte de afuera, una moldura cóncava,
que todas ellas juegan con primor en el cuerpo de la iglesia.
De los altares
Al presente se han erigido nueve altares, el mayor, que está en el presbiterio, en
el crucero dos colaterales, y seis en las capillas del cuerpo de la iglesia. Está el altar
mayor, aunque de prestado, con mil aseos; porque cargando la consideración sobre
nuestra pobreza, y considerando la imposibilidad que hay y habrá, para hacer retablo,
obra que necesita mucho dinero de pronto, se discurrió el acomodar en el altar
mayor un retablo que servía en la iglesia vieja, a un altar particular, y aunque pequeño,
muy primoroso; compónese de pedestales, columnas con variedad de piedras
embutidas, capiteles, alquitrave, friso, cornisa y remates, todo dorado, y en lo
superior un San Miguel de cuerpo mayor, dorado, estofado y de airoso ropaje, en
una peana dorada y calada, con que campea descolladamente en la eminencia, que
no es poca; porque para que más sobresaliese el retablo, se pusieron dos bancos en
el plano del altar también dorados y estofados, que servían en el altar mayor de la
iglesia vieja, y sobre ellos el dicho retablo, y todo tan unido y ajustado, que parece
de una pieza; en el uno de dichos bancos, que es el interior, están la mayor parte de
las reliquias arriba referidas, en cajas muy aseadas de ébano y vidrieras. El nicho
del medio del retablo es también dorado, y el arco y faja que le circunda, embutido
de hermosa pedrería: en dicho nicho está la casita de Nuestra Señora de Loreto y la
imagen con el Niño en los brazos, sentada encima de su tejado, y todo el altar, retablo
y credencias está adornado de alhajas muy curiosas, variedad de ramos y artificiales
flores, que parece una alegre y vistosa primavera. En las mesas de las credencias,
que son de bien concertadas flores, de embutido de naranjo sobre nogal, y
pies torneados de lo mismo, están dos bellísimos y hermosos Niños Jesús y San
Juan, que en las fiestas grandes se ponen sobre dos bufetes más pequeños, en el