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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
bastantes noticias de lo realzado de su habilidad para este ininisterio, y que no
menos sobresalía la viveza de su ingenio en el púlpito que en la cátedra, y que por
ambas facultades merecía grabar por armas en su escudo el mismo mote que pusieron
al invencible César, porque igualmente compitieron en armas y letras lo delicado
de su ingenio y el valor de su brazo in utroque César. Dióse principio a los divinos
Oficios, celebrando la misa el M. R. P. M. Fr. Fernando Fuentes, Ministro benemérito
de dicho muy religioso convento, y llegándole la ocasión del sermón,
quedó suspenso el auditorio a la oración siguiente...
Confirmaron los primores de nuestro predicador por verdaderas las voces de su
rara habilidad había esparcido la fama, celebrando el auditorio con gustosas aclamaciones
la sutileza de sus discursos y alentándole a proseguir en el cultivo de la
palestra con el cebo de los pasados, para no perder los venideros. Al paso que mi
religiosa Comunidad, alborozada, celebraba la fortuna de haber logrado, para la
grandeza de sus fiestas, la dicha de tan sobresalientes y célebres oradores. Continuó
sus primores la música, con el donaire que suele y, según el esmero de cada día, se
podía presumir que para estas fiestas les había infundido el Cielo particular gracia.
Una de las letras de este día fué la siguiente quintilla...
Prosiguieron los divinos Oficios con toda grandeza y ostentación y acostumbradas
salvas; y despedidos los huéspedes con las demostraciones de gratitud que
pedían tan crecidas finezas, se comenzó a disponer la vocación para la siguiente
noche, en que se puso todo cuidado por la grandeza del generoso huésped del siguiente
día. Lucieron a porfía airosamente las luminarias y dieron repetidos y estruendosos
estallidos los morteretes, con que se regocijó la gente aficionada a la
música de Marte, y concluida la luminosa tarea, se fueron todos gustosos al amable
descanso.
Asistencia del Santo Tribunal de la Fe y sermón que se predicó jueves 28
de Octubre, quinto día de la octava
La majestuosa asistencia de los ilustrísimos Tribunales y Cabildos, que gloriosamente
festejaron y lucieron esta solemnísima octava, hace a dos visos misterios:
uno hacia la deidad, tributando el debido