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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
muchas losas sepulcrales con motivo de la renovación del pavimento de la
iglesia, y se incomunicó la escalera que daba entrada al panteón levantando una
pared de medio ladrillo desde el suelo del panteón hasta la bóveda del mismo,
haciendo lo propio en toda la extensión longitudinal, por lo que el carnerario quedó
seccionado, dejando seis nichos en cada parte y sección. Los tabiques de los nichos
se derribaron, quedando al descubierto los restos mortales.
La entrada del panteón se hallaba situada en medio de la iglesia, á catorce metros
de distancia del presbiterio, cuya entrada cerraba una losa cuadrada de un metro
de lado, comunicando con la escalera que tenía un metro de anchura y cuatro de
longitud, adelantando hasta los primeros nichos. La escalera tenía veinte peldaños,
y el panteón estaba abovedado en toda su longitud de doce metros por cinco metros
y un decímetro que es su anchura entre los nichos de derecha é izquierda. La bóveda
es de medio ladrillo, y de trecho en trecho se apoya en unos pilares de mampostería
situados á una y otra parte de la bóveda; su altura es de cuatro metros. La distancia
entre los pilares de cada lado es de dos metros, teniendo tres decímetros de
lado cada uno. Entre cada dos pilares, á una y otra parte de la bóveda, se abren los
nichos, en tres tramadas, y en cada sección, á derecha é izquierda, siendo de un
metro y cincuenta centímetros la altura y profundidad de cada uno.
A la derecha del último peldaño de la escalera se halla situado el osario, en
forma de pozo cuadrado de un metro de lado 1 ...
La longitud total de la iglesia es de treinta y dos metros cincuenta y ocho centímetros.
La anchura en el crucero es de veintiún metros cincuenta y siete centímetros.
En la nave central nueve metros ochenta y seis centímetros, y en los laterales nueve
metros sesenta centímetros.
1 En Noviembre de 1903, con motivo de la renovación del pavimento, tuvimos ocasión de ver el
panteón que describimos tan detalladamente. En el osario se distinguían varios restos. En los escombros
amontonados en el suelo, y en los nichos, se descubrían cráneos, fémures, tibias y otros
huesos, restos de los hábitos, zapatos, correas y hebillas, algunos de cuyos restos se hallan en un
estado que demuestra que no han sido removidos en ningún tiempo, pues tal es la posición de las
cenizas en su reposo que se distingue lo posición del cadáver que allí fué colocado, sin caja, según
la costumbre de enterrarlos. Con el derribo de los tabiques desaparecieron las inscripciones
que pudieran hacer memoria de nombres y fechas. Sólo con una pacientísima atención pudo leerse
la siguiente: "Fr. Vicente de Jesús Ayala, murió a los 45 años en 1750".