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DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 7 345
una Visita Apustólica figurando a la Religion como relajada y sugirio para Visitadores
a Sujetos de su partido.
Se ha tenido la Visita abierta todo el tiempo; el verdadero Vicario General tenido
como depuesto, que de dolor murió.
Tocaba al Ex-Provincial de Andalucía entrar por Vice-Vicario General; pero
tomó su puesto el P. Simon de San Agustín que se encontraba de Visitador.
Para continuar sus cábalas, el Procurador General sugirio que a este sujeto se le
hiciese Vicario General por Breve. Vuestra Santidad a eso tenía repugnancia.
Remitido el Memorial a la Congregacion de Obispos y Regulares, el Procurador
General engañó al Eminentísimo Protector haciéndole afirmar en la relacion
aquello que no constaba de hecho…
Para mantenerse mayormente ha prevenido a los ministros de la Nunciatura; y
el Procurador General y el dicho Padre Simon se dan la mano el uno al otro, procurando
cada uno recomendaciones relevantes de Roma a Madrid, de Madrid a Roma
rara apoyarse mutuamente; y la Religion y los pobres Religiosos son los que lo pagan…"
Si se contiene toda la verdad o no en estos documentos nos es imposible averiguar;
todo cabe dentro de la malicia humana. Por otra parte, reputamos al P. Fr.
Simón por un hombre muy digno, como veremos cuando escribamos su biografía;
ahora únicamente adelantamos que él no quería hacerse cargo del oficio de Visitador,
y que, muy ajeno a la turbulencia, se hallaba retirado en su pueblo, Serradilla,
cuando hubo de rendir su cuello a la obediencia y aceptar el nombramiento de Roma.
Una reflexión debemos consignar aquí, conviene a saber: la facilidad grande
con que nuestros Procuradores en Roma podían involucrar y torcer el curso de los
asuntos a su capricho, lejos como estaban de la residencia generalicia de Madrid y
revestidos de grande potestad; máxime si se considera la dificultad y tardanza entonces
en comunicarse las partes para cualquier negocio que se ventilase. La suerte
de la Congregación ha estado siempre en sus manos. Si en vez de ser buenos hubieran
resultado lo contrario, habría la Recolección agustiniana dejado de existir o pr
la inhabilidad o por la malicia de un individuo.
¡Cuán sabio fué el acuerdo del Capítulo General de 1914 que mandó