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DÉCADA XI. CAPÍTULO CUARTO. ARTÍCULO 5 301
que se asomo a los ojos de todos, vertiendo dulces lagrimas. De aqui paso a
Zocadotter por la Alcana, y Roperia; y entro por la Silleria a la Plaçuela del
Nueuo Conuento, que así ella, como todas las demas partes por donde paso, estauan
tan vistosa, y ricamente adereçadas de variedad de colgaduras de toda estimacion,
que parecia dia de Corpus, y lo era en la verdad, pues iua allí la Real
Presencia de la Magd. Soberana. Al entrar en dha plaçuela, le hicieron general
salua las escuadras y con este estruendo ruidoso entro en su nueua casa i templo,
y se dio fin a la solemnidad de esta tarde.
El siguiente día celebro de Pontifical el Sr Obispo de Troya, asistiendo la
Ciudad, con todos los demas, como la tarde antes. Predico con singular erudicion
El Dor. Bogueiro Canonigo Magistral de la Sta. Iglesia, q. a la saçon era, y oy es
Arçobispo de Mexico. El segundo dia canto la Missa, el Sr. Dr. Lazaro Juez
Sarmiento, Arzediano de Alcaraz, y predico el Pe. Fr. Franco de Sta. Catalina,
alias el Braco que esta ocasion echo el resto, y aun se excedio a si mesmo.
La fiesta del Tercero día, aunque lugubre, se solemniço mucho, con la admiracion,
por las particularidades, que en ella concurrieron.
Dedicose este dia a las honras, en la traslacion de los guesos de Nros. Religiosos
difuntos, y de los demas fieles deuotos, que en el Conuº. antiguo, estauan
como en deposito. Para lo cual, ordeno N. P.e, Vicario General, que antes del
alua se tragesen en Procesion por Nros Religiosos, y que sin otro ruido ni aparato
exterior, se viniese cantando el Miserere a Coros, por la Comunidad, en voz
submisa, y graue; y llegando con esta Procesion a Nra. Iglesia, los pusiesen en
un tumulo, humilde, decente, y religioso, y a su hora canto la Missa el Sr. Dr. D.
Alonso Vallesteros, Canonigo Doctoral dela S.ta, Iglesia que a la saçon era Vicario
de la Villa de Madrid, y su partido, y Predico el Pe. Fr. P.º de S. Jose, que
llamaron el Pintor, porque tuuo esta habilidad con las demas, en grado mui sobresaliente,
con tan singular acierto, que en el sentir de todos justamente se merecio
la aclamacion comun del non plus ultra: con lo cual se dio fin a este dia, y
a la noche començaron los fuegos, de varias inuenciones de poluora, con luminarias
atabales, clarines y chirimias, que se repitio tambien en las dos noches siguientes,
fiesta, que se dilato asta este tiempo, por las colgaduras, y toldos, que
adornauan la Plazuela. Corono todo este festiuo aplauso el