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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
práctica de entonces, que, para distinguir a los colombroños, o bien se fijaban
en el pueblo natal, o bien en el apellido paterno o bien en alguna nota fisonómica;
empero, el hecho de llamarlo "el cojo" significa que había otros Franciscos, y por lo
tanto, desde el principio de esta biografía hasta el fin, subsisten la duda y el peligro
de vaguedad histórica en algunos datos. Nosotros nos inclinamos a adjudicarlos
todos al Francisco burgalés, porque de él se dice con certeza lo principal de esta
biografía, que es lo del Priorato de Toledo; pues, si es cierto que en edad éste queda
aventajado por aquél, también lo es que en un hombre que muere a los 53 años encajan
bien los cargos que desempeñó en la Recolección. Vamos a verlo.
Francisco Pareda y Cámara entró en el noviciado de Madrid teniendo por lo
menos quince años, luego no nació después del 1639; decimos por lo menos, pues,
si hoy en día, como resultado de nuestros postulantados o colegios preparatorios, y
para obviar embarazos procedentes de la ley del servicio militar obligatorio y de
otras trabas, casi todos los novicios ingresan a los quince años, entonces procuraban
las Religiones que los novicios fueran de edad más madura porque, en tesis general,
esto es lo más conveniente, atento a que las vocaciones suelen resultar más fundadas
y probadas; máxime que entonces no existía la profesión simple sino que al año
de noviciado hacíase la solemne, irrevocable, perpetua.
Como se deduce de los apellidos paterno y materno, nuestro novicio era noble
y por ventura de solar acaudalado; refuerza nuestra sospecha el caso de que le dió la
profesión no el P. Prior, sino el Rector Provincial, y asistieron a ella como testigos
notariales religiosos muy connotados en la Orden, v. gr., N. P. Fr. Gabriel de Santiago,
Exvicario General; cosa que sucedía cuando, en atención a la calidad de los
deudos, del novicio y a su representación social, creían los prelados conveniente y
oportuno revestir el acto de circunstancias más importantes. A los siete años de su
profesión aparece ya como sacerdote en Madrid, asistiendo 1 , como testigo, al acto
de la profesión del que después sería famosísimo escritor y académico correspondiente
de la Real Academia de la Historia, no menos notable por su religiosidad,
que por sus letras,
1 Libr. de prof., fol. 245 v.º