HISTORIA GENERAL - Provinciasannicolas.org

114
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
candil divisaron un hombre que entró en su aposento, y con una montera, y calado
el rebozo, y con voz gruesa y arrogante, les preguntó: ¿De dónde? y respondiendo
los Padres —De Portugal —replicó él —Alcen las cabezas. Hiciéronlo así,
y él les mandó se levantasen, y en compañía de algunos soldados los llevaron a la
venta, adonde con guarda de muchos hallaron encerrados en un pajar a sus compañeros.
Encerráronlos con ellos, y luego los desbalijaron a todos de los papeles que
traían, mandándolo así el mismo gobernador de Almería, que les había dado el pasaporte
y se hallaba presente.
Hecha esta diligencia, aguardaron la mañana: y llegada, les mandó el gobernador
montar, unos a caballo y otros de ancas, dándoles de almorzar, los llevó otra
vez camino de Almería. La confusión de los pobres pasajeros, viéndose presos de la
misma mano que les había dado libertad para su camino, y que volvían atrás, sin
saber cómo ni para qué, no es menester ponderarse con la pluma, para llegar a entenderse.
Llegados segunda vez a Almería, los llevó el gobernador a su casa. Acudió
un clérigo a saber la causa de esta novedad y preguntósela a los Padres, que, no
menos ignorantes de ella que él, no le supieron responder. Vino entonces el gobernador,
y satisfizo a la duda de todos con decir estas o semejantes palabras: "Ayer
noche, después de la partida de estos señores, viniendo yo recogiéndome a mi casa,
encontré al capitán Martos, el cual me dijo: V. Md. Sr. Gobernador ha dejado ir a
aquellos portugueses? Y respondiéndole yo que sí, volvió a decir el capitán: Pues
sepa V. Merced que hay una orden de Su Majestad, y enseñómela, para que no se
pueda dar paso a portugueses que vayan o vengan de Roma, porque se presume
que su viaje es contra el servicio de Su Majestad. Yo, pues, viéndome transgresor
de un decreto real, y temiendo la culpa que se me podía formar de aquí, junté al
instante un trozo de soldados, y no fiando tan importante diligencia menos que de
mi persona, seguí a estos señores, y hallándolos, los he traído aquí. Sabe el cielo, y
díjolo casi llorando, que no ha sido menor mi sentimiento de volverlos que el gusto
con que les di el pasaporte para seguir su camino: pero ¿qué se ha de hacer, si hay
orden del Rey que dispone lo contrario?"
Dijo esto el gobernador, y mandando llamar algunos ministros, hizo traer en
presencia de todos los papeles quitados a los pasajeros.