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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
acallar en su conciencia los escrúpulos que algún día pudieran asaltarle.
Indeciso el Rey á tomar una medida de tanta trascendencia para los intereses
nacionales, á resolverle dirigió el celoso Arzobispo una segunda exposición,
fundada en las consecuencias deplorables que había tenido la templanza de sus
predecesores. El temor de nuevos desembarcos decidió al fin al Monarca á firmar
en el Real Sitio de San Lorenzo del Escorial el célebre Decreto de 11 de
Septiembre de 1609, que le presentó el Ilustrísimo y Excelentísimo Señor Don
Francisco de Sandoval y Roxas, Duque de Lerma, en cuyo Real Decreto se mandaba
expulsar á todos los moriscos de los Reinos españoles.
Para llevar á cabo tal medida, en cuanto á los del Reino de Valencia, fué comisionado
Don Agustín Mexía, Maese de Campo del Tercio Viejo de Españoles
que había sido en Flandes, y á quien se conoció comunmente en nuestro Reino
con el nombre de el Mexidor. De acuerdo dicho comisionado Real con el Patriarca
Arzobispo de Valencia y con el Virrey del Reino Don Luis Carrillo de
Toledo, Marqués de Caracena, dispuesto todo, tomadas las convenientes precauciones,
el Virrey mandó publicar un Bando el 22 de Septiembre de este mismo
año, fijándolo en los sitios de costumbre, ordenándose, entre otras cosas, que en
el término de tres días, á contar desde la fecha de la publicación, salieran los moriscos
de esta ciudad y lugares donde vivían, para embarcarse en el punto donde
dispusieran los comisarios, para ser conducidos á las costas de Berbería. El Bando
quedó cumplimentado en los días prevenidos, y de ello dio noticia al pueblo
el Venerable Patriarca en el sermón que predicó en la catedral el día 27 de Septiembre
de aquel mismo año. Los moriscos valencianos quedaron expulsados de
la ciudad y Reino cuatro años después de establecidos los Religiosos Agustinos
Decalzos en el Convento de Santa Mónica de la ciudad de Valencia". ( 1 , 2 , 3 )
Viniendo a la historia de la fundación del convento, es preciso aclarar algo de
lo que se lee en el tomo I de nuestra Historia, donde se trata de tal asunto 4 , por desgracia
tan compendiosamente, que
1 (Falta el texto de las notas 2.ª, 3.ª y 4.ª)
2
3
4 Pág. 352.