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HISTORIA GENERAL - Provinciasannicolas.org

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DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 99<br />

y movidos de sus ruegos, se resolvió entre todos enviar a la ciudad por un carro,<br />

diligencia que hizo un pobre hombre, agradeciéndosela el P. Prior con darle lo<br />

restante de la ropa, quedándose él y su compañero solamente con dos túnicas cada<br />

uno, dos paños menores, algunos pañuelos, y poco o nada más, a que se redujo toda<br />

su recámara, que acomodaron en una maleta, cuyo relleno principal eran los papeles<br />

y cartas importantes para su negocio.<br />

CAPÍTULO XXXIII.<br />

Entran en Francia y prosiguen hasta Lión.<br />

Viniendo el hombre de la ciudad con el carro, subieron en él los pasajeros, y<br />

aquella noche entraron en Francia, nunca perdido el recelo de que en las poblaciones<br />

los detuviesen por no llevar pasaporte, o los hiciesen volver atrás. Con este recelo<br />

entraron en la ciudad de Durlán, mas nadie les preguntó por su viaje. De ahí<br />

pasaron a la de Amiéns, a cuyas puertas hallaron algo de dificultad, pero se venció,<br />

y fué el último estorbo que se les puso en toda Francia, caminando de ahí adelante<br />

libremente.<br />

Llegados después de algunas jornadas a París, fletaron dos lugeres en un barco,<br />

que navegando sin vela ni remo, sino tirado de una maroma por diez o doce caballos,<br />

que van por la orilla del río, es la embarcación o carruaje de París para la B<strong>org</strong>oña.<br />

En estas jornadas de río pasaron penosas descomodidades, porque las noches<br />

se pasaban en tierra: y al salir del barco, eran tantos los lodos, y tan molestos los<br />

deslizaderos que apenas se ponía pie fijo en algunas partes. Añadióse a esto que el<br />

compañero, por el frío y humedad, se le hincharon los pies con tales dolores, que no<br />

podía sin gran pena dar un paso. Al P. Prior le fué esto de harta mortificación, porque,<br />

saliendo del barco, como no sabía la tierra, había menester quien le guiase al<br />

mesón, y que del mesón le condujese otra vez al barco. Quería por esto seguir a los<br />

camaradas franceses, pero caminaban como franceses: y aunque el P. Prior, por ser<br />

delgado de cuerpo, los podría acompañar, no así el compañero por la enfermedad<br />

de los pies:

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