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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
que si la Reina les quería contrapesar la honra de escoger para se retirar un
convento de su Orden con el descrédito de introducir en el reino Descalzos, él renunciaba
esa honra.
En resolución, o fuese por influjo de los PP. Calzados o por otro cualquiera
motivo, el cabildo de Lisboa, tropezando, ya en la dote de las monjas, ya en la clausura
del convento, se opuso a su fundación tan reciamente, que no bastaron a doblarle
las diligencias más activas. Debe en eso la Descalcez agradecidas memorias
al Ilmo. Señor Fr. Pedro de Souza, monje benito (tio del conde de Castelmellor,
único y poderoso valido entonces), el cual, siendo obispo electo de Angra, terció en
nuestro favor con los canónigos tanto y con sumisión tan humilde, que a algunos
pudiera parecer, si bien no ajena de su profesión, mucho sí de sus puestos y calidad.
Pero nadie se admire de que no se lograsen estas y otras diligencias, cuando no bastó
a doblar al cabildo el gusto y autoridad del Rey, explicado en un decreto Real.
No zozobró en tanto mar de dificultades el valor del P. Fr. Manuel, y viendo
que remedios tan fuertes habían perdido su fuerza, quitando los ojos del suelo, los
fijó solamente en el cielo: y con la confianza en Dios tomó la pluma, hizo una petición
al cabildo, presentósela, y consiguió el despacho que se había negado a tan
poderosas intercesiones, y a la intervención y gusto del Rey. Dió finalmente el cabildo
licencia para que las cinco monjas dejasen el convento calzado y viniesen a
fundar el descalzo.
CAPÍTULO XII.
Visten el hábito descalzo los religiosos y las religiosas.
Prevenido ya todo lo necesario para la nueva fundación, se dispuso el pasaje de
las religiosas: para cuya ejecución, lunes 21 de Abril de 1664, el Doctor Melchor
del Rego y Andrada, secretario de la Reina, y desembargador de los agravios, fué al
convento de Santa Mónica Ntra. Madre, y en virtud de la comisión que para ello le
dieron el Ilmo. y Rmo. Sr. D. Francisco Sotomayor canónigo reglar de N. P. San
Agustín, obispo de Farga y electo de Lamego, a quien vino cometido el Breve de
Su Santidad, intimó a la M. Priora