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DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 7 427
con titulo de hospital de la Resurrección, y habia sido habitacion particular
desde el año de 1568 (en que se revelaron los Moriscos). Deseaba el buen Secretario
(como buen hijo de Granada) poblar de religiosos el Albaycin, para que los
vecinos del tuviesen dotrina y consuelo en su casa, y tratolo con el P. Fr. Gregorio
de Alarcon Provincial de los Descalzos Agustinos, que despues fue Obispo
de Cuba, y residia en Madrid, y deseaba essa fundacion. Hicieron sus capitulaciones,
y vinieron á ella algunos religiosos que se alojaron en la dicha casa, y en
ella dispusieron Iglesia y clausura, y pusieron el Santisimo Sacramento, y una
imagen de Nuestra S. de Loreto de mucha devocion, que dio titulo a la casa. Y
por cuenta del Secretario se ha labrado una suntuosa Iglesia. Dieronle el patronazgo
della como á fundador, y dotador, y después de sus dias á sus herederos y
sucessores. Dexó renta perpetua para la fabrica del Convento, y que despues de
acabada sirva para el sustento de los religiosos. Nombró por patron despues de
sus días á su hermano Martin de Arostigui Secretario y Consejero de Guerra,
Comendador de Santo Colorio, el qual agregó mas renta al Convento, y ambos
llevaron al patronato a don Martin de Marañon y Arostigui su sobrino, cavallero
del Abito de Santiago, y al capitan don Pedro de Capriata y Arostigui, del mismo
Abito. Labrase la Iglesia con assistencia y provision de Juan Jacome Simino su
testamentario y cuñado, marido de doña Juana Zaso sobrina de los fundadores".
Según este historiador, tres patronos intervinieron en la iglesia de Granada:
Don Antonio de Arostigul, Don Martín, su hermano, y un sobrino de entrambos,
Don Martín Marañón de Arostigui. El primero, como hijo de Granada, tuvo empeño
en que la empresa de la fundación en el Albaycin tuviese cumplimiento, y con esa
mira llegó a ser Patrono, después de estar fundada la casa religiosa, si bien muy a
los principios. Quién fuese este señor conviene declararlo, a título de agradecimiento;
y para que se comprenda el espíritu que guió al ilustre personaje y el caudal de
virtud que atesoraba, vamos a reproducir algunos párrafos de su testamento, otorgado
en Madrid a 4 de Septiembre de 1631, y que en nuestro archivo general reposa
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1 Carp. D.