HISTORIA GENERAL - Provinciasannicolas.org

DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 1 493
de Cádiz una flota dirigida por el General Don Diego de Saldívar, y en ella,
con los treinta y siete misioneros, iba embarcado el P. Fray Alonso. Llegó a Veracruz
el 1.º de Junio la misión, y habiéndose demorado en la ciudad de Méjico hasta
el 5 de Marzo del año siguiente, hiciéronse a la mar el 4 de Agosto de 1684 en
Acapulco en el navío San Telmo, que arribó a Manila por Agosto.
Cuál fuera su labor en aquel archipiélago no se puede comprender bien, porque
su biografía, escrita por el P. Fr. Pedro de San Francisco, se ha perdido irremediablemente,
y no quedan sino leves alusiones a la mucha santidad que resplandeció en
todos sus actos. El autor citado 1 , hablando de cierto jovencito indígena, que, en
Taitay, vivía en la casa del P. Fr. Alonso, encargado del servicio doméstico, dice
cosas que, por ser de este lugar y año, y también porque sirvan de medida para justipreciar
la mucha santidad de nuestro biografiado, conviene muy mucho reproducirlas,
siquiera sea a la ligera: "Siendo yá (Bartolomé Lingon) de 15 años, lo cogio
á su cuydado el Padre Fr. Alonso de San Agustin, aliás Garcias, Religioso llenamente
santo, que el año 1684 llegó á Philipinas, y luego fue destinado al Ministerio
de Taytáy, para ser Apostol de Calamiánes, é iluminar estas Islas con su predicacion,
y virtudes, corno se dirá al año de 1694, en la relacion de su vida, y muerte.
Con tal Magisterio se perficiono en todas buenas costumbres, haciéndose reparable
su modo de vivir, como arreglado á lo más heroyco de la santidad. Cogió por empeño
el imitar al Padre Fr. Alonso en quantos exercicios de piedad le veia hacer, y
se assegura, que lo cumplió". Después de estas generalidades, el mismo autor especifica
qué ejercicios veía el indio hacer al P. Fr. Alonso, cura de Taitay, y añade:
"Era de admirar el verlo tan tenáz en los ayunos, tan constante en los empleos virtuosos,
y tan devoto en las empresas de perfectissimo Christiano. Horas enteras se
mantenia en el Coro de rodillas, con aquella circunspeccion propia de las Almas
endiosadas. Sobre el cumplimiento de quanto consideraba obligacion, vivia muy
atento á no omitir accion alguna, en que pudiera merecer. En todas sus obras exteriores
mostraba tener abrassado su pecho en la hoguera del amor divino, estendiendo
tambien su caridad acia
1 Crón., tom. IV, núm. 838.