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DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 2 497
de este servicio, y en atencion a sus muchos meritos, se halló nombrado Provincial
en el Capítulo, que se celebró año 1674, y el primer cuydado de su acertado
govierno, fue, procurar, que se prosiguiessen aquellas Missiones, enviando dos Religiosos
de la mayor satisfaccion para que llevassen adelante la empresa comenzada,
acabando de desmontar tan impenetrables y tragosas espesuras... Acabó su Provincialato
el Padre Fr. Joseph de la Trinidad por Abril de 1677, y luego voló en
persona á proseguir la expedicion, que tantos desvelos le costaba. Penetró á pie los
montes por diversas partes, para buscar en ellos ovejas, que acarrear al rebaño de
Christo; y exponiéndose al arbitrio de sus barbaros naturales, sin temer los riesgos,
ni cuydar de sus propios peligros, perseveró alli, hasta que lo hicieron retirar dos
años después".
En el mismo libro, cuando se trata de los sucesos acaecidos durante el Provincialato
de nuestro biografiado 1 , prodíganse muchos elogios a su actividad y celo;
elogios que no debemos reproducir porque en su lugar pueden verse: y así, apenas
diremos ahora lo preciso para entretejer la relación cronológica de su vida. Afirma,
pues, que tuvo "grande zelo por la salvación de los almas": repite lo que ponderó
acerca de sus trabajos en Zambales, y añade: "Deseaba con grandes ansias, que se
le ofreciesse ocasión de hazer sacrificio de su sangre, derramandola en tan buena
guerra, en confirmación de la verdad, que predicaba. Quando tendre yo la apetecible
felicidad (exclamaba con su devoto y Paysano San Pedro de Arbués), que de un
mal Sacerdote, me haga Dios misericordioso, un buen Martyr!"... "Se metió en excesivos
riesgos… mientras le duró la vida, no solo en el mencionado distrito, sino
también en otros parages, de los muchos, que en aquellos bastos territorios se hallan
a nuestro cargo, y si no logró efectivamente la corona del martyrio, tampoco a tales
prohezas les habra atado el merecido premio... Miraba muy de cerca al gran Imperio
de la China... La Mission, tantas veces suspirada por nuestra Reforma á aquellos
Países fue el primer objeto de su zeloso corazón; sin que se contentase con querer
despachar a otros para Operarios Evangélicos; pues intentó, con la mayor seriedad,
abandonar el lustre del Provincialato,
1 Núms. 714 y sigs.