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DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 4 405
Examinada con espacio la vocación que decía tener al hábito, y después de recomendar
a los parientes la suerte de sus hijos, se dirigió al convento de El Desierto,
en el que permaneció algún tiempo sirviendo en los oficios más humildes hasta
que se evacuaron las diligencias relativas a su admisión en el noviciado. Rara y
poco agradable a los ojos del mundo podía parecer tan extraña resolución: pero
nuestro buen Jesús, que mueve los corazones de todas las criaturas, no es aceptador
de personas, y ha puesto en los claustros un asilo también para aquellas almas que,
después de bogar por el siglo como nave sin brújula, quieren entrar en el tranquilo
puerto de la perfección espiritual. La vida es un océano amargo, el amor es un bajel,
y el claustro, el arsenal más perfecto del amor.
Aunque el Hermano Cristóbal entró en la viña del Señor a la hora undécima,
supo afanarse tanto en las labores de su alma, que mereció el jornal adjudicado a
los madrugadores; pues en el tiempo del noviciado y después de profeso estuvo
ardiendo en la emulación que inspira el Espíritu santo y que tiende a sobrepujar a
los demás en el fervor de las obras. Diligente en los oficios que le encomendaban,
muy sumiso a la voz de la autoridad, humilde hasta reputarse indigno de cohabitar
con sus hermanos y resuelto a obedecerles por ínfimos que fuesen, devotísimo y
modesto en los actos de comunidad, abstraído del trato de seglares, estas fueron las
cualidades de su espíritu.
Desde el puerto de la Religión veía, libre ya de las turbulencias del siglo, cómo
las generaciones de los mundanos se agolpan con incesante flujo y reflujo hacia el
sepulcro, se confunden y mezclan como las olas hinchadas del mar y se deshacen
en la playa de la muerte. ¡Qué bien comprendía entonces la verdad que entrañan
estas palabras de N. P. San Agustín! 1 : "Un torrente representa el paso de la raza
humana sujeta a la muerte. Así como el torrente se forma de la lluvia, sale de su
cauce y pasa corriendo, es decir, termina su carrera, así va el curso de la vida...
¿Qué cosa estable hay en la tierra? ¿Qué no declina con rapidez? ¿Qué no vuelve al
abismo como las lluvias del torrente vuelven al mar? Aguas dulces
1 In psal X, 7.