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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
enfermedades al hígado y al bazo. En la época invernal, que empieza en Abril y
termina en Noviembre, llueve casi diariamente y con abundancia; los ríos, que son
grandísimos, vierten derrames por las pampas, de modo que se forman algo así como
mares.
En estos ríos y esteros tienen su vivienda los caimanes, caribes, rayas, tembladores,
toninas, etc. En los bosques y pajales abundan las culebras de mortal veneno,
como la cascabel, coral, mapanare y otras varias; además de otras de gran tamaño,
como los pitónidos y boas, que, si no son venenosas, constriñen y engullen presas
del porte de un becerro añal. Sin embargo, las culebras más abundan en la parte alta
que en la baja, porque allí tienen más ventajas biológicas: en los llanos, aparte de
los bosques, apenas tienen en invierno donde guarecerse de las inundaciones y en
verano de las quemas de los inmensos pajales. En cambio abundan aquí los tigres,
los osos, las dantas y otras clases de animales peligrosos.
La parte llana de Casanare tiene unos seis millones de hectáreas, cruzadas en
todas direcciones por fajas de arbolado y por ríos; la formación del terreno es de
arenas porosas, de transporte o sea de aluviones que se asientan uniformes en una
capa arcillosa, caliza, de unos doce metros de espesor.
Tocante al número de habitantes de Casanare, nunca han parecido fundados los
cálculos de algunos viajeros, que imaginaron turbas compactas de indígenas que se
arremolinaban y se apretaban como si no cupiesen en los seis millones de hectáreas
de llanura. El censo populoso de Casanare es un mito: nunca fueron muchos sus
habitantes ni pudieron serlo; si hoy tiene dieciseis mil, hace tres siglos ni la tercera
parte poseía; esos millares de tribus y naciones indígenas que diz poblaban ciudades
y ciudades, no existieron. El clima deletéreo, el campo con poco terreno de cultivo,
el vivir errante de los indios, las guerras intestinas y frecuentes que entre sí
tenían, las epidemias que los diezmaban, son factores que no tuvieron en cuenta
algunos historiadores para calcular el censo de población. Nunca estuvo muy habitado
Casanare, ni pudo estarlo, lo repetimos; y téngase en cuenta esto, que explica
por qué fundaron pocos pueblos por esta región de las Atalayas los misioneros.
Ardía el venerable Lego en deseos de acometer el proyecto de buscar