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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
despoblado y sin sujetos la Reforma. Añadió el P. General a esto que el P.
Prior instaba en este negocio, porque deseaba ser Prelado.
A este punto satisfizo fácilmente el P. Prior respondiendo al Padre General que
hiciese Prelado Su Rsma. a quien gustase: pero al otro punto de la falta de sujetos
en su convento, se quedó algo atajado: porque, si bien sabía ya de los que de hecho
habían dejado la Reforma, fué nuevo para él el haber los dos Padres que quedaban
pedido licencia para dejarla también, y si fuera verdad, quedaba la Reforma en grave
peligro, porque, yéndose los dos, quedaban en el convento tan solamente dos
religiosos, uno lego, y otro novicio: las monjas sin Prelado, ni confesor Descalzo: el
P. Prior en Roma con su compañero, de donde, ni por su persona ni disponiéndolo
por cartas era fácil el remedio, por la grande distancia. Con todo, no le ahogaron
estas dificultades para desistir de lo que intentaba. Replicó al P. General que supuesto
que Su Rsma. había plantado aquella Reforma, era justo la diese la mano
cuando estaba tan caída. Templóse algo el P. General, y con esto le dejaron para
otro dia.
CAPÍTULO XXXVII.
Pone el P. Prior su pretensión en tela de juicio.
Viendo el P. Prior tan mala disposición en el P. General para fomentar sus intentos,
volvió los ojos al Cardenal Palotto, valiéndose de su intervención para conquistar
al P. General. Hacía muchos años que el Pontífice había dado a este Cardenal
por Protector a nuestra Orden. Su grande comprensión, su celo del bien de la
Religión, su entereza y otras relevantes prendas que le adornaban, le hicieron en la
Orden tan dueño de las voluntades, que sus dictámenes eran seguidos como oráculos:
sus disposiciones se habían granjeado fuerza de ley.
Pero todo este poder ejercitado en tantos años estaba muy menoscabado en estos
días. Fué la ocasión ciertos encuentros que habían pasado entre él y el P. General,
de donde nació que éste y otros Padres no miraran ya al Cardenal con la atención
que hasta entonces. En estos términos halló el P. Prior al Cardenal, cuando
llegó a Roma: y