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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE AGUSTINOS RECOLETOS
ochenta y dos años, no se consideró necesaria la diligencia de que Su Majestad
confirmara dicha donación y administración de las tres islas referidas a favor
de esta Provincia, hasta que hallándose en la corte de Comisario y Procurador
general de esta Provincia Ntro. P. Lector jubilado, Calificador de la Suprema, y
Ex-provincial de esta Sta. Provincia Fr. José de la Soledad, se presentó al real y
supremo consejo de las Indias el año de mil setecientos veinte y cinco, pidiendo
dicha confirmación, y en inteligencia del derecho que alegó, se sirvió su Majestad
despachar Real Cédula comprobatoria de dicha adjudicación a favor nuestro.
Y mandando en ella al Gobernador y Capitán General de estas islas que informara
a su Majestad del adelantamiento y progresos de dichos ministerios, informó
al muy Iltre. Señor D. Toribio Miguel José del Cossio, y campa sobre el asunto,
con instrumentos jurídicos del aumento de tributos en dichas islas por el tiempo
que estaban a nuestro cargo y constancia del público, notorio apostólico celo de
los Religiosos Recoletos en todas las islas de este Archipiélago, y que cumplíamos
con nuestra obligación como verdaderos misioneros y fieles vasallos de su
Majestad en medio de los muchos trabajos que padecíamos en nuestros Ministerios,
por estar en los parajes más expuestos a las hostilidades e invasiones de los
moros, y ser los más remotos, pobres y míseros de estas islas, por lo que debíamos
ser atendidos y favorecidos de su Majestad.
139. Las referidas tres islas de Burias, Ticao y Masbate son de buen temperamento
y alegre cielo. Los molios no son los más aplicados al trabajo de estas
islas Filipinas, pero tampoco son los más flojos; los frutos de ellas se reducen a
arroz, cera, aunque no mucha, oro, aunque poco, legumbres, caza y pesquería;
abunda de cierta resina que se llama brea, con que galafatean las embarcaciones,
y se coge también porción de algalia, balate y siguéc, que son mariscos que en
estas islas valen dinero. Tienen obligación los indios de estas tres islas de prevenir
la leña y agua necesaria para los navíos que anualmente se despachan por el
Rl. situado al puerto de Acapulco en la Nueva España. Hacen su mansión en el
puerto de S. Jacinto, que está en la isla de Ticao, para prevenirse de lo necesario
y hacer su aguada y leña para un viaje tan penoso y dilatado. Sirven al Rey Ntro.
Señor los indios sin salario alguno, pagan su Real tributo, y viven en