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DÉCADA XI. CAPÍTULO PRIMERO. ARTÍCULO 8 115
Fueron examinando y viendo uno por uno: y los que le parecieron no importaban
los volvieron a sus dueños. De los otros mandaron hacer una lista por auto de
escribano, la cual se formó en la mayor parte de los papeles quitados al P. Prior,
que, como había hecho la jornada a Roma por orden del Rey de Portugal y llevado
cartas suyas, traía las respuestas de ellas y otros papeles en que el de Portugal se
nombraba llanamente Rey, y era esto a tiempo en que no estaban hechas las paces.
De donde quedaron temiendo él y los demás compañeros algún notable y quizá
penoso embarazo a su viaje.
Examinados los papeles, entraron el gobernador y sus adjuntos en consideración
de lo que habían de hacer de aquellos hombres. Y la resolución fué enviarlos
con escolta de soldados al Teniente General de la costa de Granada, el cual, viendo
los papeles, de que hicieron un pliego y con carta del gobernador lo entregaron a un
soldado, ordenase como superior lo que le pareciese.
CAPÍTULO XLV.
Salen segunda vez de Almería y llegan a Motril.
El dia siguiente, 21 de Diciembre, después de haber comido con el gobernador,
que los tuvo por huéspedes en su casa, prevenida ya la escolta de los soldados, salieron
con ellos los pasajeros de Almería. De esta ciudad a la de Velezmalaga, residencia
del Teniente General, a quien iban remitidos, habrá treinta y cuatro leguas:
pero es tan áspero, tan peñascoso el camino, que en algunos pasos no se podían
vencer sus peñas, menos que valiéndose los peregrinos de pies y manos. La tierra,
así como es áspera, así es pobre: y con una y otra calidad dió harto que padecer a
los pobres pasajeros, experimentando en su viaje muchas descomodidades.
Hicieron noche el primer dia en la Roqueta, pequeño castillo, puesto en la playa
del mar. La abundancia de la cena se descontó en la falta de la cama que fuera
menester para el cansancio y rendimiento del camino. La noche de los 22 pasaron
aun con menos comodidad en otro castillo, llamado de Valerma. La del 23 en Adra,
adonde se guarecieron del camino con la largueza de los que los hospedaron. La del
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