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DÉCADA XI. CAPÍTULO SEXTO. ARTÍCULO 12 485
otros muchos que hacen honor a la piedad y al amor al arte de tan insignes varones.
En los testeros del crucero del nuevo templo, en medio de sus planos y por
debajo de las cornisas se veían dos admirables lienzos del justamente célebre Claudio
Coello, pintor de cámara del católico monarca Carlos II, representando el uno el
Nacimiento de Nuestro Salvador y el otro la Oración del Huerto; de la misma mano
y de menor mérito artístico era el lienzo de la Purísima Concepción que estaba debajo
del dosel del altar mayor, y, aunque no de firma tan autorizada, eran no obstante
de gran valor artístico los diversos lienzos y esculturas que adornaban los altares
y capillas.
Merecen, sin duda alguna, especial mención en estas notas ocho notables lienzos,
que colocaron los Padres en la parte superior de las capillas con que adornaron
la placeta alta del convento en las solemnes fiestas de la inauguración de la iglesia;
"eran los más de ellos de mano de D. Pedro Atanasio (Bocanegra), hijo que fué de
esta ciudad y afamado pintor. Y son efigies de ilustres mártires que ha dado a la
Iglesia nuestra Descalcez en las Islas Filipinas y Japón, y los más de ellos hijos de
esta nobilísima ciudad..."
Deseábamos ardientemente conocer el paradero de esas verdaderas joyas de arte,
que a costa de tantos sacrificios lograron poseer aquellos ilustres Religiosos, y
en alas de este nuestro deseo fuimos días pasados a visitar al nunca bien ponderado
D. Manuel Gómez Moreno, archivo ambulante, aunque octogenario, de Granada y
su provincia.
El insigne director de la Escuela de Artes y Oficios nos recibió con la amabilidad
que le caracteriza, y, aunque nada nuevo pudo decirnos sobre la suerte que
haya cabido a los cuadros de Claudio Coello y Atanasio Bocanegra, que, según
relación del P. Fr. Pedro de Jesús existían en el convento e iglesia de PP. Recoletos,
nuestra visita estuvo lejos de ser infructuosa, bajo el punto de vista de nuestras históricas
pesquisas. Por él supimos que el hermoso templo de Agustinos Recoletos
que con tanto lujo de salvas y repiques de campanas se inauguró el 23 de Octubre
de 1694, fué comenzado a demoler por los franceses durante la invasión napoleónica,
y que posteriormente, en 1840, se sacaron de allí abundantes materiales para
formar el muro de contención, que se puso al río Darro detrás de la iglesia de San