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DÉCADA XI. CAPÍTULO SEPTIMO. ARTÍCULO 3 507
cuando el P. Fr. Juan de la Cruz, sucesor en el Priorato, renunció también el
empleo 1 a mediados de Junio de 1694, y como el Definitorio le extendiese nombramiento
de Presidente, sin dejar de ser Definidor, entró a gobernar el convento el
día 19 de Junio. Ignórase con qué motivo o por qué causa tuvo que extender una
declaración jurada acerca de las obligaciones de misas y otras cosas, y en la declaración
afirma como Presidente del convento 2 que había obligación de celebrar cada
año 207 misas cantadas y 474 rezadas; de tener expuesto el Santísimo Sacramento
tres días, al año, en los cuales había sermón, y además tener encendidas cuatro lámparas
en el templo día y noche, perpetuamente.
Sabemos positivamente que desempeñó la Presidencia del convento hasta el
día 15 de Abril de 1695, o sea hasta las vísperas de celebrarse el Capítulo Provincial
que tuvo lugar el 22 del mismo mes, y que en tal fecha Dios Nuestro Señor
llevóselo al eterno descanso 3 . Parece que preveía su muerte cercana, ya que en la
última semana en que asentó sus cuentas en el Libro de recibo hizo constar que
había en caja 38.500 reales para continuar la obra del convento. A los pocos renglones
se anota que murió. Cuarenta y seis años de edad nada más contaba: la Orden
podía, en verdad, fincar en él hermosas esperanzas.
1 Ib., leg. 91.
2 Ib., Libr. de Procur., leg. 91.
3 Ib., Libr. de recib.